José de Arimatea, un respetable miembro del sanedrín que también anhelaba el reino de Dios, se presentó valientemente ante Pilatos y solicitó el cuerpo de Jesús.
Lucas 2:25 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Había en Jerusalén un hombre, cuyo nombre era Simeón, era justo y dedicado a Dios, él esperaba la llegada del Mesías para consolar y liberar a Israel, y tenía comunión con el Espíritu Santo, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese tiempo, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era justo y devoto, y esperaba con anhelo que llegara el Mesías y rescatara a Israel. El Espíritu Santo estaba sobre él Biblia Católica (Latinoamericana) Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. La Biblia Textual 3a Edicion Y he aquí había en Jerusalem un hombre cuyo nombre era Simeón. Y este hombre justo y devoto esperaba la liberación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Vivía por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era realmente recto y piadoso; esperaba el consuelo de Israel y el Espíritu Santo residía en él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. |
José de Arimatea, un respetable miembro del sanedrín que también anhelaba el reino de Dios, se presentó valientemente ante Pilatos y solicitó el cuerpo de Jesús.
Y cuando ella escuchó el saludo de María, el bebé que estaba en su vientre, saltó de alegría, y Elizabeth fue llena del Espíritu Santo,
Zacarías y Elisabet tenían una conducta intachable delante de Dios, y cumplían con todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.
Zacarías, el padre de Juan, fue lleno del Espíritu Santo y profetizó a través de un cántico:
Justo en el momento en que Simeón estaba con los padres de Jesús, Ana se presentó y empezó a agradecer a Dios y a hablar acerca del niño a todos aquellos que esperaban la redención de Jerusalén.
él nunca estuvo de acuerdo con lo decretado por el Concilio judío, ni aprobó las acciones de ellos; era del pueblo de Arimatea, en la región de Judea, y esperaba el reino de Dios.
él era un hombre bueno, devoto, que amaba a Dios, con toda su familia, siempre ayudaba a los necesitados y oraba constantemente.
Ellos le contestaron: – Cornelio, un capitán, hombre justo, que ama a Dios y de buen testimonio entre los judíos, recibió instrucciones de un ángel santo que le dijo que te invitara a su casa para poder escuchar una palabra de salvación de parte tuya.
Estaban en Jerusalén personas piadosas de todas las naciones del mundo.
Y por esa fe voy perfeccionando mi conciencia para con Dios y ante las personas.
porque ningún hombre trajo la profecía por voluntad propia, sino que fue dada por el Espíritu Santo de Dios y hablaron en nombre de Dios.