Porque no son ustedes los que van a hablar sino el Espíritu del Padre que habita en ustedes.
Hechos 13:9 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Saulo, que en griego era llamado Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos en el brujo y dijo: Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, Biblia Nueva Traducción Viviente Saulo, también conocido como Pablo, fue lleno del Espíritu Santo y miró al hechicero a los ojos. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Saulo, que no es otro que Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó en él sus ojos La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Saulo (que también es Pablo), lleno del Espíritu Santo, fijando los ojos en él, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Saulo -también llamado Pablo- lleno de Espíritu Santo, fijando sus ojos en él, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando sus ojos en él, |
Porque no son ustedes los que van a hablar sino el Espíritu del Padre que habita en ustedes.
Entonces Jesús miró alrededor con indignación por causa de la religiosidad y la dureza del corazón de esta gente y le dijo al hombre: – Extiende tu mano; él la extendió y la mano quedó sana.
Entonces, impuso nuevamente las manos sobre sus ojos, y el hombre miró con cuidado y recobró completamente la vista y podía ver todo con claridad.
Jesús, mirando fijamente a sus oyentes, dijo: – Entonces, ¿qué significa esto que ha sido escrito: “La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en la piedra angular”?
Y todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, conforme el Espíritu les capacitaba para que compartieran el Evangelio que transforma toda la existencia humana.
Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos y todos fueron llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía.
Entonces, Pedro lleno del Espíritu Santo, respondió: – Gobernantes del pueblo y líderes religiosos:
Él, lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios.