Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Mateo 6:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Venga tu reino y cúmplase en la tierra tu voluntad como se cumple en el cielo.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Mateo 6:10
44 Tagairtí Cros  

»Señor, tú eres el único Dios. Tú has hecho los cielos de los cielos, la tierra y los mares, y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todo cuanto has creado, y todos los ángeles de los cielos te adoran.


El Señor declara: «Este es el rey que he elegido. Lo he puesto en el trono de Jerusalén, mi santo monte».


Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío, tu ley la llevo dentro de mí».


En los días finales Jerusalén y el templo del Señor se convertirán en la mayor atracción del mundo, y gente de muchas tierras acudirá a adorar al Señor.


Porque llegará un día, dice el Señor, en que pondré como rey en el trono del rey David una Rama justa. Será un Rey que gobierne con sabiduría y rectitud, que hará que la justicia sea la norma de todas las personas en la tierra.


»Durante el gobierno de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido, al que nadie jamás podrá conquistar. Este reino de Dios destruirá a todos estos reinos, pero él mismo permanecerá estable para siempre.


Todos los habitantes de la tierra son como nada cuando se comparan con él. Hace lo que le parece mejor tanto en el cielo como entre los habitantes de la tierra. Nadie puede oponerse a su poder.


»Luego seguí viendo en mis visiones nocturnas. Vi la llegada de uno que parecía un hombre ordinario, ¡traído sobre nubes del cielo! Se acercó al Anciano cargado de años y lo llevaron ante él.


Luego todas las naciones debajo del cielo, con todo su poder, serán entregadas al pueblo del Dios Altísimo. Ellos reinarán para siempre, y todos los gobernantes de la tierra le servirán y obedecerán”.


¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!


¡El que obedece a mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre!


Y algunos de los que están aquí ahora mismo no morirán sin verme venir en mi reino.


Y se apartó de nuevo a orar: «Padre mío, si no puedes apartar de mí esta copa, hágase tu voluntad».


Este era su mensaje: «Arrepiéntanse de sus pecados porque el reino de los cielos se ha acercado».


Y desde aquel mismo instante Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse de sus pecados porque el reino de los cielos se ha acercado».


»No todos los que se dirijan a mí llamándome “Señor, Señor”, entrarán en el reino de los cielos. Allí sólo entrarán los que obedezcan a mi Padre que está en el cielo.


¡Bendito el reino que viene, que es el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!


Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.


Como Jesús ya estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios comenzaría en ese momento, Jesús les contó una parábola.


―¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! ―¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!


«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres».


Jesús les explicó: ―Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar el trabajo que me dio.


porque mi Padre quiere que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.


Si alguien se decide a hacer la voluntad de Dios, reconocerá si mis enseñanzas provienen de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.


Dios lo quitó y puso en su lugar a David, hombre de quien Dios mismo dijo: “David, hijo de Isaí, es un hombre conforme a mi corazón y me obedecerá”.


Al darnos cuenta de que no podríamos disuadirlo, nos dimos por vencidos y dijimos: ―Hágase la voluntad del Señor.


Luego me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas sus planes, y veas al Justo y oigas las palabras de su boca.


No se amolden a la conducta de este mundo; al contrario, sean personas diferentes en cuanto a su conducta y forma de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere, lo que es bueno, agradable y perfecto.


No sean de los que trabajan bien sólo cuando el amo los está observando, para quedar bien con él. Trabajen como si lo hicieran para Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios.


Él nos rescató del reino de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado,


Por eso, desde el primer momento que lo supimos, hemos estado orando y pidiendo a Dios que les ayude a entender plenamente la voluntad divina, y que les dé la sabiduría e inteligencia que vienen del Espíritu.


Dios quiere que sean santos; que no cometan inmoralidades sexuales;


Den gracias a Dios en cualquier situación, porque esto es lo que Dios quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús.


¿Acaso no se dedican todos los ángeles a servir a Dios?, ¿acaso no los envía Dios para que ayuden a los que recibirán la salvación?


Ustedes necesitan seguir confiando para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.


Por eso dije: “Aquí me tienes”, como está escrito de mí en el libro: “He venido para hacer tu voluntad, oh Dios”».


Que él los capacite en todo lo bueno para que hagan su voluntad; y que, por medio de Jesucristo, Dios haga en nosotros lo que le agrada. Que Jesucristo reciba la gloria por siempre. Amén.


Lo que Dios quiere es que ustedes hagan el bien, para que los ignorantes y tontos no tengan nada que decir en contra de ustedes.


para que el resto de su vida no la viva siguiendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios.


El séptimo ángel tocó la trompeta, y varias voces potentísimas gritaron desde el cielo: «El reino de este mundo pertenece ahora a nuestro Señor y a su Cristo; y él reinará para siempre».


Escuché entonces que una potente voz proclamaba en el cielo: «¡Al fin llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo!, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante Dios, ha sido expulsado del cielo.


Entonces escuché algo así como las voces de una gran multitud o el estruendo de una catarata, o como el retumbar de grandes truenos. Y aquella voz gritaba: «¡Alabado sea Dios! ¡El Señor, nuestro Dios Todopoderoso, reina!


Entonces vi que los que habían recibido la facultad de juzgar se sentaron en tronos. Y vi a las almas de los que habían muerto decapitados por dar testimonio de Jesús y por proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni habían aceptado que los marcaran en la frente o en la mano. Vi que resucitaban y reinaban con Cristo mil años.