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Apocalipsis 20:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Entonces vi que los que habían recibido la facultad de juzgar se sentaron en tronos. Y vi a las almas de los que habían muerto decapitados por dar testimonio de Jesús y por proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni habían aceptado que los marcaran en la frente o en la mano. Vi que resucitaban y reinaban con Cristo mil años.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 También vi unos tronos, y sentados en ellos los que tienen poder para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por causa de las enseñanzas de Jesús y de la Palabra de Dios. Vi a todos los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente o en la mano. Volvieron a la vida y reinaron mil años con el Mesías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y vi tronos, y se sentaron en ellos, y les fue concedido juzgar.° Vi también° las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por causa de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca en la frente y en su mano, y volvieron a vivir° para reinar con el Mesías mil años: Ésta es la primera resurrección,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Luego vi tronos. A los que se sentaron en ellos se les dio poder de juzgar. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a cuantos no habían adorado la bestia ni su imagen, ni habían recibido la marca en la frente ni en la mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años.

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Apocalipsis 20:4
40 Tagairtí Cros  

»Durante el gobierno de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido, al que nadie jamás podrá conquistar. Este reino de Dios destruirá a todos estos reinos, pero él mismo permanecerá estable para siempre.


Pero al final los santos del Dios Altísimo dominarán los gobiernos del mundo para siempre”.


hasta que vino el Anciano cargado de años e hizo justicia al pueblo del Dios Altísimo, pues se había cumplido el tiempo para que el pueblo de Dios tomara las riendas del reino.


Luego todas las naciones debajo del cielo, con todo su poder, serán entregadas al pueblo del Dios Altísimo. Ellos reinarán para siempre, y todos los gobernantes de la tierra le servirán y obedecerán”.


»Estaba observando, cuando de pronto, fueron puestos tronos y un Anciano cargado de años se sentó para juzgar. Su vestidura era blanca como la nieve, su cabello como la más blanca lana. Se sentó sobre un trono envuelto en llamas con ruedas de fuego ardiente, y


»Miren, antes de que llegue mi día de juicio, que será un día muy impactante, yo les enviaré otro profeta como Elías.


Y Jesús le respondió: ―Cuando yo, el Hijo del hombre, me siente en mi trono de gloria, ustedes, mis discípulos, se sentarán en doce tronos a juzgar a las doce tribus de Israel.


y muchos de ustedes volverán a caer en pecado y traicionarán y aborrecerán a los demás.


Pero Herodes reiteró: «Él es Juan, a quien yo decapité, que ha vuelto a la vida».


Por eso, en seguida envió a uno de sus guardias a que le trajera la cabeza de Juan. El soldado decapitó a Juan en la prisión,


―¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que regresar primero? —le preguntaron.


y también irá primero, delante del Señor, con el mismo espíritu y poder que tuvo el profeta Elías. Él reconciliará a los padres con los hijos y hará que los desobedientes aprendan de la sabiduría de los justos. De esta manera preparará al pueblo para recibir al Señor.


Así serás dichoso, pues ellos no tienen con qué recompensarte, pero tú serás recompensado cuando resuciten los justos.


En mi reino van a comer y a beber en mi mesa y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán.


El que Dios diera la espalda a los israelitas significó la reconciliación entre Dios y el mundo. Por eso, su restauración será como si un muerto volviera a la vida.


Y como somos sus hijos, somos herederos: herederos de Dios y coherederos junto con Cristo. Pero si compartimos su gloria, también hemos de participar de sus sufrimientos.


Si soportamos nuestros sufrimientos, reinaremos con él. Si negamos a Cristo, él también dirá que no nos conoce;


Juan puso por escrito la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, y narró con veracidad todo lo que vio y oyó.


Yo, Juan, hermano de ustedes y compañero en el sufrimiento, en el reino y en la fortaleza que nos da Jesucristo, un día del Señor estaba en la isla de Patmos, a donde me habían desterrado por predicar la palabra de Dios y contar lo que sé de Jesucristo. Entonces quedé bajo el poder del Espíritu y escuché detrás de mí una voz que, estridente como toque de trompeta,


Pero al cabo de los tres días y medio, un aliento de vida enviado por Dios entrará en los dos profetas, y se levantarán. Un gran terror se apoderará del mundo entero.


El séptimo ángel tocó la trompeta, y varias voces potentísimas gritaron desde el cielo: «El reino de este mundo pertenece ahora a nuestro Señor y a su Cristo; y él reinará para siempre».


Y enviaré a mis dos testigos para que profeticen durante mil doscientos sesenta días vestidos de luto».


Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que surge del abismo les declarará la guerra, los vencerá y los matará.


Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y por el mensaje del que dieron testimonio, pues teniendo en poco sus vidas, no evitaron la muerte.


El humo de su tormento se elevará eternamente, y el que adore a la bestia y a su estatua o se deje marcar con su nombre no tendrá alivio ni de día ni de noche».


Vi también algo semejante a un océano de fuego y vidrio, sobre el que estaban de pie los que habían salido victoriosos de su lucha con la bestia, su estatua y el número que representa su nombre. En las manos traían las arpas de Dios,


Esa bestia antes vivía, pero ahora no. Sin embargo, pronto surgirá del abismo y marchará hacia su destrucción. Los moradores de la tierra que no tienen su nombre escrito en el libro de la vida desde la creación del mundo, se pasmarán de asombro al verla aparecer después de muerta.


Al que salga vencedor y se mantenga hasta el final haciendo lo que me agrada, le daré autoridad sobre las naciones,


Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección; la segunda muerte no podrá hacerles daño, serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años.


No existirá la noche y por lo tanto no se necesitarán lámparas ni sol, porque Dios, el Señor, los iluminará; y reinarán durante toda la eternidad.


Al que salga vencedor, le daré el derecho de que se siente junto a mí en el trono, de la misma manera que al vencer yo me senté con mi Padre en su trono.


y veinticuatro tronos ocupados por veinticuatro ancianos vestidos de blanco y con coronas de oro.


El Cordero abrió el quinto sello. Vi entonces debajo del altar a las personas que habían muerto por predicar la palabra de Dios y por ser fieles testigos.


«¡No vayan a dañar la tierra, ni el mar, ni los árboles, porque todavía no hemos marcado en la frente a los siervos de nuestro Dios».


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