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Mateo 7:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

21 »No todos los que se dirijan a mí llamándome “Señor, Señor”, entrarán en el reino de los cielos. Allí sólo entrarán los que obedezcan a mi Padre que está en el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 »No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 No todo el que me dice: '¡Señor, Señor!', entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

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Mateo 7:21
49 Tagairtí Cros  

¡El que obedece a mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre!


―Dios te ha bendecido, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque esto no lo aprendiste de labios humanos. ¡Mi Padre celestial te lo reveló personalmente!


»Nunca menosprecien al creyente humilde, porque su ángel tiene en el cielo constante acceso al Padre.


También quiero decirles que si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra acerca de algo que quieran pedir en oración, mi Padre que está en los cielos se lo concederá,


«Si no se vuelven a Dios, arrepentidos de sus pecados y con sencillez de niños, no podrán entrar en el reino de los cielos.


»Así hará mi Padre celestial al que se niegue a perdonar a algún hermano».


Le es más fácil a un camello entrar por el ojo de una aguja que a un rico entrar al reino de Dios.


Así lo hicieron. Pero al regresar encontraron la puerta cerrada, pues el novio había llegado ya y había entrado a la boda con las muchachas que estaban listas con sus lámparas.


El jefe, satisfecho, le dijo: “¡Magnífico! Eres un siervo bueno y fiel. Y ya que fuiste fiel con el poco dinero que te di, te voy a confiar una cantidad mayor. Ven, entra, celebremos tu éxito”.


Se apartó un poco, se postró rostro en tierra y oró: «Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa. Pero hágase lo que tú quieres y no lo que quiera yo».


Y se apartó de nuevo a orar: «Padre mío, si no puedes apartar de mí esta copa, hágase tu voluntad».


Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.


Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Mejor es entrar tuerto al reino de Dios que tener los dos ojos e ir a parar al infierno,


Jesús contestó: ―¡Dichosos, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!


Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, ustedes se pondrán a golpearla, y gritarán: “Señor, ábrenos”. Pero él les contestará: “No sé quiénes son ustedes”.


En verdad, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.


»¿Por qué me llaman “Señor, Señor”, si no me obedecen?


Si ustedes me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen pues lo han visto.


El que me odia a mí, también odia a mi Padre.


Jesús respondió: ―Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.


Pero Jesús les dijo: ―Mi Padre siempre trabaja y por eso yo también trabajo.


porque mi Padre quiere que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.


Si alguien se decide a hacer la voluntad de Dios, reconocerá si mis enseñanzas provienen de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.


donde fortalecieron a los discípulos y los animaron a seguir firmes en la fe. Les decían que era necesario que entraran al reino de Dios después de pasar por muchas tribulaciones.


No se amolden a la conducta de este mundo; al contrario, sean personas diferentes en cuanto a su conducta y forma de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere, lo que es bueno, agradable y perfecto.


ya que no son los que oyen la ley los que son justificados, sino quienes la obedecen.


No sean de los que trabajan bien sólo cuando el amo los está observando, para quedar bien con él. Trabajen como si lo hicieran para Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios.


Epafras, que es paisano de ustedes y siervo de Jesucristo, los saluda. Siempre ora fervientemente por ustedes para que Dios los ayude a mantenerse firmes, ser maduros y continuar dedicados a cumplir la voluntad de Dios.


Dios quiere que sean santos; que no cometan inmoralidades sexuales;


Den gracias a Dios en cualquier situación, porque esto es lo que Dios quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús.


Dicen que conocen a Dios, pero en la práctica demuestran no conocerlo. Son odiosos, desobedientes e incapaces de hacer lo bueno.


Que él los capacite en todo lo bueno para que hagan su voluntad; y que, por medio de Jesucristo, Dios haga en nosotros lo que le agrada. Que Jesucristo reciba la gloria por siempre. Amén.


Eso significa que todavía falta que algunos entren al reposo de Dios. Los que primero tuvieron la oportunidad de entrar no la aprovecharon por desobedientes.


Pongan en práctica la palabra y no se limiten a sólo escucharla pues de otra manera se engañan ustedes mismos.


Lo que Dios quiere es que ustedes hagan el bien, para que los ignorantes y tontos no tengan nada que decir en contra de ustedes.


para que el resto de su vida no la viva siguiendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios.


de la misma manera que el Padre me la dio a mí; y las regirá con vara de hierro y las hará saltar en pedazos como vasos de barro.


»Benditos los que lavan su ropa para tener derecho a entrar por la puerta de la ciudad y comer el fruto del árbol de la vida.


El que salga vencedor recibirá ropa blanca; no borraré su nombre del libro de la vida sino que reconoceré su nombre ante mi Padre y ante sus ángeles.


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