te bendeciré muchísimo. Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes poseerán las ciudades de sus enemigos.
Génesis 32:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Recuerda que tú prometiste que me harías bien y que multiplicarías mis descendientes hasta que llegaran a ser como la arena del mar, de modo que no podrían ser contados». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero tú me prometiste: “Ciertamente te trataré con bondad y multiplicaré tus descendientes hasta que lleguen a ser tan numerosos como la arena a la orilla del mar, imposibles de contar”». Biblia Católica (Latinoamericana) Líbrame de las manos de mi hermano, de las manos de Esaú; no sea que que venga y mate a todos, a la madre con sus hijos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Tú mismo dijiste: De cierto te haré bien y pondré tu descendencia como la arena del mar,° que por ser tanta no se puede contar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, pues temo que llegue y me ataque, y no perdone a la madre ni a los hijos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y tú has dicho: Ciertamente yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud. |
te bendeciré muchísimo. Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes poseerán las ciudades de sus enemigos.
Los mensajeros volvieron con la noticia de que Esaú estaba en camino para encontrarse con Jacob, ¡con cuatrocientos hombres!
En ese tiempo, los pueblos de Israel y Judá eran tan numerosos, como la arena del mar, que no se puede contar. Además, tenían comida y bebidas en abundancia, y todos vivían muy felices.
Recuerda lo que le prometiste a tus siervos Abraham, Isaac e Israel cuando juraste por ti mismo: “Yo multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda la tierra que he prometido a tus descendientes, y la heredarán para siempre”.
»Sin embargo, el tiempo vendrá cuando Israel prosperará y llegará a ser una nación grande; en ese día su población será demasiado numerosa, de modo que será imposible contarla, pues será tanta como los granos de la arena del mar. Cuando eso ocurra, en vez de decirles: “Ustedes no son mi pueblo”, se les dirá: “Ustedes son hijos del Dios viviente”.
Dios no es hombre para que mienta; él no se arrepiente como los hombres. ¿Ha prometido alguna vez sin cumplir lo que ha dicho?
El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras permanecerán, para siempre.
si no somos fieles, él se mantiene fiel a nosotros, porque no puede faltar a su promesa.
Esperamos la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió desde antes de la creación del mundo;
Y así de este hombre que era demasiado viejo, nacieron tantos descendientes como las estrellas del cielo y tan incontables como la arena a la orilla del mar.
Dios se ató a un juramento para que los herederos de la promesa estuvieran absolutamente seguros de su cumplimiento, y que supieran que nada cambiaría el juramento.
Y el Señor, que es la Gloria de Israel, no miente, ni cambia de parecer, porque no es como los hombres.