El Señor se le apareció allí a Abram y le dijo: «Esta tierra se la voy a dar a tus descendientes». Entonces Abram construyó un altar para adorar al Señor, porque se le había aparecido allí.
Génesis 15:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Ese día el Señor hizo un pacto con Abram, y le dijo: ―A tus descendientes les voy a dar toda la tierra que va desde el río de Egipto hasta el gran río, es decir, el río Éufrates. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el Señor hizo un pacto con Abram aquel día y dijo: «Yo he entregado esta tierra a tus descendientes, desde la frontera de Egipto hasta el gran río Éufrates, Biblia Católica (Latinoamericana) Aquel día Yavé pactó una alianza con Abram diciendo: 'A tu descendencia daré esta tierra desde el torrente de Egipto hasta el gran río Eufrates. La Biblia Textual 3a Edicion En aquel día hizo YHVH pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra,° desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates, Biblia Serafín de Ausejo 1975 En aquel día hizo Yahveh alianza con Abrán, diciéndole: 'A tu posteridad entrego yo esta tierra desde el torrente de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates: Biblia Reina Valera Gómez (2023) En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram diciendo: A tu simiente he dado esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; |
El Señor se le apareció allí a Abram y le dijo: «Esta tierra se la voy a dar a tus descendientes». Entonces Abram construyó un altar para adorar al Señor, porque se le había aparecido allí.
El tercero era el río Tigris, que es el que pasa al oriente de Asiria. Y el cuarto era el río Éufrates.
Porque el Señor, Dios del cielo, que me ordenó dejar mi tierra y mi familia, y prometió darme esta tierra como propiedad para mí y mis descendientes, enviará a su ángel delante de ti y hará que encuentres allí una doncella para que sea la esposa de mi hijo.
Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas, y les daré todas estas tierras. Por causa de tus descendientes serán bendecidas todas las naciones de la tierra.
Que Dios te dé a ti, y también a tu descendencia, las grandes bendiciones prometidas a Abraham. Que te dé la posesión de esta tierra en que ahora somos extranjeros, porque Dios se la prometió a Abraham.
A ti te entregaré la tierra que les di a Abraham y a Isaac. Y después de ti se la daré a tu descendencia».
Y dijo José a sus hermanos: «Muy pronto moriré. Pero Dios ciertamente vendrá y los sacará de la tierra de Egipto, para hacerlos regresar a la tierra que él prometió a la descendencia de Abraham, Isaac, y Jacob».
»¡Dios ha escogido a mi familia! Sí, Dios ha hecho un pacto eterno conmigo, su acuerdo es eterno, claro y seguro. Él velará constantemente por mi seguridad y mi triunfo.
También destruyó las fuerzas del rey Hadad Ezer, hijo del rey Rejob de Sobá, cuando este se dirigía al río Éufrates con la intención de recuperar sus dominios sobre aquel territorio.
El rey Salomón gobernó toda la región que se extiende desde el río Éufrates hasta la tierra de los filisteos, y hasta las fronteras con Egipto. Los pueblos de esas tierras pagaban sus tributos a Salomón y continuaron sirviéndole a través de toda su vida.
El rey Hiram, de Tiro, siempre había sido un gran admirador de David, de modo que cuando supo que el rey Salomón, hijo de David, reinaba en Israel, envió embajadores para felicitarlo y desearle un buen reinado.
Joel era ganadero y pastoreaba sus animales en el costado oriental del desierto hasta el río Éufrates, porque su ganadería aumentó mucho en la tierra de Galaad.
Durante los siete días siguientes celebraron la fiesta de los Tabernáculos, y multitudes vinieron de todas partes de Israel, desde los que vivían en Lebó Jamat hasta los que vivían en las cercanías del río Nilo, en Egipto.
Inició la práctica, que aún continúa, de tomar esclavos de entre los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, descendientes de las naciones que los israelitas no habían podido exterminar por completo.
Dominaba a todos los reyes y reinos, desde el río Éufrates hasta la tierra de los filisteos y la frontera con Egipto.
He descubierto, además, que hubo en Jerusalén grandes reyes que dominaban todo el territorio de ese lado del río Éufrates y a quienes se le pagaba tributos, impuestos y rentas.
Cuando él fue fiel a ti, tú le prometiste, por medio del pacto, darle a él y a sus descendientes la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los gergeseos. Y cumpliste tu promesa, porque eres fiel a tu palabra.
cuando dijo: «Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te toca».
»Y cuando el Señor los haya hecho entrar en la tierra que prometió a sus antepasados hace tanto tiempo, es decir, la tierra donde viven ahora los cananeos,
se acordó de su pacto, de la promesa hecha a Abraham, a Isaac y a Jacob de hacer regresar a sus descendientes a la tierra de Canaán.
Y mi ángel irá delante de ustedes y los conducirá a la tierra de los amorreos, de los ferezeos, de los hititas, de los cananeos, de los heveos y de los jebuseos, para que vivan en ella. Yo destruiré estos pueblos delante de ustedes.
He venido a liberarlos de sus opresores egipcios y a llevarlos a una tierra buena y grande, tierra de la que fluye leche y miel, tierra en que viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
Recuerda lo que le prometiste a tus siervos Abraham, Isaac e Israel cuando juraste por ti mismo: “Yo multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda la tierra que he prometido a tus descendientes, y la heredarán para siempre”.
Tu parte en este pacto es obedecer todos mis mandamientos. Entonces yo expulsaré de delante de ti a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos, y a los jebuseos.
Nadie atacará ni conquistará tu tierra mientras estés delante del Señor tu Dios, porque expulsaré a las naciones delante de ti y agrandaré tus fronteras.
Con ellos establecí un pacto solemne en el que les prometí que les daría a ellos y a sus descendientes la tierra de Canaán, que era el lugar donde vivían como extranjeros.
Yo los introduciré en la tierra que prometí darles a Abraham, a Isaac y a Jacob. Sí, yo les daré a ustedes esa tierra. Moisés le contó al pueblo lo que Dios había dicho; pero ellos estaban muy contrariados por las trágicas consecuencias de lo que les había dicho anteriormente, y no quisieron oírlo.
Pero vendrá el tiempo en que uno por uno los recogerá el Señor como quien escoge granos con la mano, seleccionándolos de aquí y de allá de entre su gran era que se extiende desde el río Éufrates hasta los límites de Egipto.
Acudan a mí, y presten atención. Escuchen, porque está en juego su vida. Dispuesto estoy a firmar un pacto permanente con ustedes: hacer efectivas las promesas que le hice a David, mi rey amado.
Diste a Israel esta tierra que prometiste a sus antepasados hace mucho, tierra tan pródiga que de ella se dice “por la que corre leche y miel”.
Y celebraré un convenio eterno con ellos, prometiendo no volver a abandonarlos, y hacerles sólo bien. Pondré en sus corazones el deseo de honrarme y respetarme, y nunca me abandonarán.
entonces yo recordaré nuevamente las promesas que les hice a Abraham, a Isaac y a Jacob, y recordaré la tierra y su desolación.
Por amor a sus antepasados, yo recordaré las promesas que les hice de ser su Dios. Yo saqué a sus padres de Egipto mientras todas las naciones los contemplaban maravilladas. Yo soy el Señor».
Desde Asmón el límite seguirá a lo largo del Wadi el Aris (Torrente de Egipto), hasta el mar Mediterráneo.
Pero no le concedió que poseyera en ella ni el más mínimo pedazo de terreno. En cambio, le prometió que él y sus descendientes poseerían todo aquel país: ¡Y Abraham no tenía hijos!
Dondequiera que ustedes vayan, esa porción de tierra es suya. Sus fronteras se extenderán desde el Néguev por el sur hasta el Líbano, y desde el río Éufrates hasta el mar Mediterráneo.
»Cuando el Señor ensanche tu territorio, si el altar está demasiado lejos de ti, podrás matar tus ovejas y vacas en tu propia tierra, como lo haces actualmente con las gacelas y los ciervos. Aun las personas que estén ceremonialmente impuras podrán comer de ellos.
»Si el Señor tu Dios ensancha tu territorio de la manera que prometió a tus antepasados, y te da toda la tierra que te prometió
Es la Tierra prometida. Yo prometí a Abraham, Isaac y Jacob que la daría por heredad a sus descendientes. Te he permitido verla, pero no entrarás en ella».
»Cuando el Señor te haya introducido en la Tierra prometida, como pronto lo hará, destruirá a las siguientes naciones, siete en total, todas naciones numerosas y más poderosas que tú: Los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
El Dios que da la paz levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por medio de la sangre del pacto eterno.
«Desaten a los cuatro ángeles que están atados a la orilla del gran río Éufrates» —dijo la voz al sexto ángel.