Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




2 Samuel 1:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―¿Por qué te atreviste a matar al ungido de Dios? —le preguntó David.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido del Señor? —le preguntó David.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

David le dijo: '¿Cómo te atreviste a matar al ungido de Yavé?'

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de YHVH?

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y David le intimó: '¿Cómo no has sentido temor de levantar tu mano para matar al ungido de Yahveh?'.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



2 Samuel 1:14
12 Tagairtí Cros  

«No toquen a mis ungidos; no hagan daño a mis profetas», advirtió.


De nuestro rey, el escogido del Señor, el que era para nosotros como el aire que respiramos, de quien decíamos: ¡Bajo su protección podremos resistir a cualquier nación sobre la tierra!, él también ha sido apresado.


¡Con él hablo cara a cara! ¡Y él ve la mismísima apariencia de Dios! ¿Cómo es que se han atrevido a criticarlo?


Esto es lo que les espera a los que siguen siempre sus pensamientos corrompidos, que desprecian la autoridad del Señor y son tan orgullosos y testarudos que no tienen miedo de insultar a los poderes del mundo invisible.


Entonces Samuel tomó una redoma de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó en la mejilla y le dijo: ―Hago esto porque el Señor te ha señalado para que seas el rey de su pueblo, de Israel.


Ahora, díganme mientras estoy delante del Señor y delante de su ungido: ¿He robado a alguien un buey o un burro? ¿He defraudado alguna vez a alguno de ustedes? ¿Los he oprimido alguna vez? ¿He recibido soborno de alguien? Díganmelo y rectificaré todo lo malo que haya hecho.


¿Ves lo que tengo en la mano? Es el borde de tu manto. Lo corté, pero no te quise matar. ¿No te convence esto de que no estoy tratando de causarte daño y que no he pecado contra ti, aunque tú has estado buscándome para darme muerte?


―Jamás haré lo que me sugieren, —dijo a sus hombres—. Es un grave pecado agredir al rey escogido de Dios.


Estas palabras de David persuadieron a sus hombres de no dar muerte a Saúl. Cuando Saúl salió de la cueva para seguir su camino,


Pero Dios me libre de matar al hombre que él ha escogido como rey. Pero mira, llevémonos su lanza y su cántaro.


―No —dijo David—, porque nadie puede quedar impune si ataca al ungido del Señor.


El rogó a su escudero: «Mátame con tu espada antes que estos paganos filisteos me capturen y me torturen». Pero como su escudero tenía miedo también, no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se arrojó contra la punta de su hoja de modo que lo atravesó.