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Números 12:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 ¡Con él hablo cara a cara! ¡Y él ve la mismísima apariencia de Dios! ¿Cómo es que se han atrevido a criticarlo?

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Biblia Reina Valera 1960

8 Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Yo le hablo a él cara a cara, ¡con claridad y no en acertijos! Él ve al Señor como él es. ¿Entonces, por qué no tuvieron temor de criticar a mi siervo Moisés?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 y le hablo cara a cara. Es una visión clara, no son enigmas; él contempla la imagen de Yavé. ¿Cómo, pues, no tienen miedo de hablar en contra de mi servidor, en contra de Moisés?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Boca a boca hablo con él, en visión, pero sin enigmas, y él contempla la apariencia° de YHVH. ¿Por qué no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo, contra Moisés?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Hablo yo con él cara a cara, en visión directa y no en enigmas; él contempla la imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?'.

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Números 12:8
39 Tagairtí Cros  

A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: «Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida».


Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.


Escucharé muchos proverbios y resolveré enigmas al son del arpa.


y el toque de trompeta era cada vez más fuerte. Moisés hablaba con Dios, y él le respondía con voz de trueno.


»No te harás ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar.


En la Tienda de reunión, el Señor le hablaba a Moisés cara a cara, como un hombre habla con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero el joven que le ayudaba, Josué hijo de Nun, nunca se alejaba de la Tienda de reunión.


Y el Señor le respondió: ―Haré que pase delante de ti mi gloria, y pronunciaré mi nombre, pues soy bondadoso y compasivo con quien quiero.


Luego quitaré mi mano, y podrás verme la espalda, pero no el rostro.


Debido al resplandor de su rostro, Aarón y el pueblo de Israel tuvieron miedo de acercarse.


para entender los proverbios, los dichos de los sabios y sus enigmas.


¿Cómo describir a Dios? ¿Con qué podemos compararlo?


¿A qué me compararán en el cielo o en la tierra? ¿A qué me igualarán?


«Hombre mortal, propón esta adivinanza al pueblo de Israel:


Entonces yo dije: «¡Oh Señor, ellos dicen de mí: “Él sólo habla en enigmas”!».


Luego el Señor, por medio de un profeta, sacó a Israel de Egipto y lo cuidó durante la marcha por el desierto.


Lo han contado a los habitantes de esta tierra, que saben bien que tú estás con Israel y que tú hablas con Israel cara a cara. Ellos ven la columna de nube y fuego que está sobre nosotros, y saben que tú nos diriges y nos proteges día y noche.


Cuando Moisés entraba en el santuario para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba desde encima del propiciatorio que estaba sobre el cofre, entre los dos querubines.


Así se cumplió lo que el profeta había dicho: «Hablaré en parábolas y explicaré las cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo».


»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió».


A Dios nadie lo ha visto nunca; pero el Hijo único, que es Dios mismo y siempre está en unión con el Padre, nos ha enseñado cómo es, para que así lo podamos conocer.


Ya no les llamo sirvientes, porque el sirviente no sabe lo que hace su amo. Ahora los llamo amigos, porque les he enseñado todo lo que he oído decir a mi Padre.


Ellos no serían culpables de pecado, si yo no hubiera hecho entre ellos las cosas que ningún otro ha hecho. Pero ya las han visto, y a pesar de eso, me odian a mí y a mi Padre.


De la misma manera, nuestros conocimientos son ahora muy limitados, como si estuviéramos viendo una figura en un espejo defectuoso; pero un día veremos las cosas como son, cara a cara. Mis conocimientos son ahora imperfectos, pero en aquel día podré conocer tal y como él me conoce a mí.


Así que todos nosotros, con el rostro descubierto, reflejamos la gloria del Señor como si fuéramos espejos. Y el Espíritu del Señor nos va transformando de gloria en gloria, y cada vez nos parecemos más a él.


»El Señor tu Dios hará surgir en medio de todo el pueblo a un profeta como yo; a un hombre a quien deberán oír y obedecer.


Jamás hubo otro profeta como Moisés, porque el Señor habló con él cara a cara.


»Pero ¡cuidado! Ustedes no vieron la figura de Dios el día en que les habló desde el fuego en el monte Horeb,


»No te harás ídolos, no adorarás imágenes; sean de hombre o mujer, de aves, de animales o de peces.


Cristo es la imagen misma del Dios invisible, y existe desde antes que Dios comenzara la creación.


Por eso, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.


al único inmortal, el que habita en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele, y a quien nadie ha visto ni verá jamás. A él sea la honra y el poder para siempre. Amén.


En tiempos remotos, Dios habló muchas veces y de varias maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas;


Él es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de su ser y el que sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de haber realizado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de Dios en el cielo.


Esto es lo que les espera a los que siguen siempre sus pensamientos corrompidos, que desprecian la autoridad del Señor y son tan orgullosos y testarudos que no tienen miedo de insultar a los poderes del mundo invisible.


No obstante, estas personas de quienes les hablo, por seguir sus ideas locas degradan su cuerpo, y no sólo se burlan de los que tienen autoridad sino también de los seres celestiales.


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