En tiempos de David hubo una gran hambre durante tres años consecutivos. David consultó al Señor, y el Señor le dijo: 'Hay sangre sobre Saúl y sobre su casa, porque él mató a los gabaonitas'.
Miqueas 6:9 - Biblia Martin Nieto La voz del Señor grita a la ciudad: 'Escuchad, tribu y asamblea de la ciudad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 La voz de Jehová clama a la ciudad; es sabio temer a tu nombre. Prestad atención al castigo, y a quien lo establece. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Si son sabios, teman al Señor! Su voz llama a todos en Jerusalén: «Los ejércitos de destrucción se acercan; el Señor los envía. Biblia Católica (Latinoamericana) Resuena la voz de Yavé en la ciudad: Escuchen, tribus, óyeme asamblea de la ciudad. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Oh tribu, oye! La voz de YHVH clama a la ciudad: Él salvará a los que temen su Nombre, A quienes aún ha de congregar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Oigo que Yahveh clama a la ciudad: 'Escuchad, tribu y asamblea de la ciudad: Biblia Reina Valera Gómez (2023) La voz de Jehová clama a la ciudad, y el sabio mirará a tu nombre. Oíd la vara, y a quien lo ha establecido. |
En tiempos de David hubo una gran hambre durante tres años consecutivos. David consultó al Señor, y el Señor le dijo: 'Hay sangre sobre Saúl y sobre su casa, porque él mató a los gabaonitas'.
Así cumplirá su designio sobre mí, como tantos otros proyectos que él alberga.
¡Oh, sí, feliz el hombre que por Dios es corregido y no desperdicia la enseñanza del todopoderoso!
El hombre inteligente tiene en cuenta todas estas cosas y sabe apreciar el amor del Señor.
queden avergonzados y aterrados para siempre y perezcan con un final ignominioso,
Los paganos cayeron en su propia trampa, su pie quedó prendido en la red que tramaron,
El prudente ve el mal y se esconde, el imprudente pasa y sufre el daño.
Señor, alzada está tu mano; pero ellos no la miran. ¡Vean tu celo por tu pueblo, y se avergüencen, y el fuego preparado para tus enemigos los devore!
Pues la ciudad fortificada ha quedado solitaria, como morada abandonada, desolada igual que un desierto; allí pasta el becerro, allí se tumba y come la maleza.
Mirad, el nombre del Señor viene de lejos, abrasa su cólera, oprime la nube de su humo. Sus labios rebosan de furor, y su lengua es un fuego que devora.
Oigo un tumulto que sale de la ciudad, una voz que sale del templo: Es la voz del Señor, que da su merecido a sus enemigos.
Por eso el Señor cortó a Israel cabeza y cola, palmera y junco en sólo un día:
'Miqueas de Morasti, que profetizaba en tiempos de Ezequías, rey de Judá, dijo también a todo el pueblo de Judá: Esto dice el Señor todopoderoso: Sión será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de piedras, y el monte del templo en una selva.
trataré a este templo como a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra'.
¿Cómo se va a calmar si el Señor le ha dado órdenes? Contra Ascalón y la costa del mar, allí la ha destinado'.
Y no tendré piedad de ti ni compasión, sino que te juzgaré responsable de tu proceder, porque tus nefastas acciones estarán manifestadas en medio de ti y sabréis que yo soy el Señor, el que hiere.
Efraín..., ¿qué tengo yo que ver con los ídolos? Yo lo atenderé y lo protegeré. Yo soy como un pino siempre verde; de mí procede todo fruto.
Ay de los que ponen su seguridad en Sión y de los que confían en el monte de Samaría, los que se consideran los jefes del primero de los pueblos y a los cuales viene la casa de Israel.
Por eso, por culpa vuestra, Sión será arada como un campo, Jerusalén se volverá un montón de ruinas, el monte del templo un cúmulo de maleza.
¿Es que puedo tolerar la casa del malvado con riquezas injustamente adquiridas y una medida escasa e indignante?
Se te ha dado a conocer, oh hombre, lo que es bueno, lo que el Señor exige de ti. Es esto: practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.
No ha escuchado la voz, no ha aprendido la lección, no ha puesto su confianza en el Señor, no ha acudido a su Dios.
Yo reprendo y castigo a los que amo; por tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.