Job 5 - Biblia Martin Nieto1 Llama, pues; ¿habrá quien te responda? ¿A cuál de los santos te vas a dirigir? 2 Realmente la rabia mata al insensato, la irritación da muerte al necio. 3 Yo mismo he visto al insensato echar raíces, pero al punto su mansión quedó podrida. 4 Sus hijos se ven abandonados, sin apoyo; sin defensor, pisoteados a la puerta; 5 los hambrientos su cosecha devoran porque Dios se la arranca de los dientes, y los sedientos chupan su fortuna. 6 Pues no nace del polvo la miseria, ni de la tierra la aflicción germina. 7 Es el hombre quien engendra la aflicción, como el águila emprende el vuelo a las alturas. 8 Yo, por mí, recurriría a Dios, y a Dios confiaría mi causa; 9 a aquel que hace cosas grandes, insondables, maravillas sin número. 10 Él derrama la lluvia sobre la tierra y envía el agua a los campos; 11 rehabilita a los hundidos, restituye a los afligidos en la dicha. 12 Desbarata los pensamientos del astuto, y no logran sus manos realizar sus intrigas. 13 Sorprende a los sabios en sus tramas, y el consejo de los sagaces hace inepto; 14 en pleno día se encuentran en tinieblas, a mediodía van a tientas, cual si fuese de noche. 15 Arranca de sus fauces al mísero, y al pobre de las garras del violento; 16 el infeliz recobra la esperanza y cierra su boca la injusticia. 17 ¡Oh, sí, feliz el hombre que por Dios es corregido y no desperdicia la enseñanza del todopoderoso! 18 Porque él hiere y después sana la herida; llaga, y su misma mano cura. 19 Seis veces te librará de la angustia, y siete el mal alejará. 20 Durante el hambre te salvará de la muerte, y en la guerra del golpe de la espada. 21 Del azote de la lengua estarás a cubierto, y no temerás el peligro inminente. 22 Te reirás de la desolación y la escasez, y no temerás a las bestias de la tierra. 23 Con las piedras del campo harás un pacto, y las bestias salvajes vivirán en paz contigo. 24 Sabrás que tu tienda prospera; al revisar el ganado, nada echarás de menos. 25 Verás que tu prole se acrecienta, tus vástagos como la hierba de los prados. 26 Llegarás bien maduro a la tumba, como a su tiempo el grano se recoge. 27 He aquí cuanto hemos observado. ¡Así es! Nosotros lo escuchamos; aprovéchate de ello. |
Evaristo Martín Nieto©