Jehú, entretanto, llegó a Yezrael. Cuando Jezabel lo supo, se pintó los ojos, se compuso la cabellera y se asomó a la ventana.
Jeremías 4:30 - Biblia Martin Nieto Y tú, desolada, ¿qué vas a hacer? Aunque te vistas de púrpura y te adornes de joyas de oro, aunque te agrandes los ojos con cosméticos, en vano te pones bella. Tus amantes te desprecian, tu vida es lo que buscan. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida. Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Qué es lo que haces, tú que has sido saqueado? ¿Por qué te vistes de ropas hermosas y te pones joyas de oro? ¿Por qué te resaltas los ojos con rímel? ¡Arreglarte así de nada te servirá! Los aliados que fueron tus amantes te desprecian y buscan tu muerte. Biblia Católica (Latinoamericana) Y tú, la devastada, ¿qué vas a hacer?
Aunque te pongas vestidos de púrpura,
te adornes con joyas de oro
y te pintes con lápiz los ojos,
en vano te estás haciendo bonita,
pues no les interesa a tus amantes
y sólo buscan quitarte la vida. La Biblia Textual 3a Edicion Y una vez° desolada, ¿qué harás tú? Aunque te vistas de escarlata, Aunque te engalanes con adornos de oro, Aunque te pintes los ojos con antimonio,° En vano querrás embellecerte: Tus amantes te desprecian; buscan tu vida.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y tú, la devastada, ¿qué haces, que te vistes de púrpura que te adornas con adornos de oro, que te pintas ojos rasgados? En vano te acicalas: los amantes te desprecian es tu vida lo que buscan. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y tú, asolada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciaron tus amantes, buscarán tu vida. |
Jehú, entretanto, llegó a Yezrael. Cuando Jezabel lo supo, se pintó los ojos, se compuso la cabellera y se asomó a la ventana.
No codicies en tu corazón su hermosura y no te dejes seducir por sus miradas.
De pronto, una mujer le sale al paso con aire de prostituta, cubierta con un velo.
¿Qué vais a hacer el día de la invasión y de la catástrofe que se acerca de lejos? ¿A quién acudiréis para lograr socorro? ¿Dónde dejaréis vuestras riquezas?
Los habitantes de estas costas dirán aquel día: Mirad en lo que han parado aquellos en quienes confiábamos y a quienes acudíamos para que nos socorriesen y nos librasen del rey de Asiria. ¿Cómo podremos escapar nosotros?'.
Se estremecen en Sión los pecadores, el terror invade a los criminales. ¿Quién de nosotros podrá resistir ante el fuego abrasador; quién resistirá estas llamas eternas?
¿Qué dirás cuando te visiten como triunfadores aquellos a quienes habías acostumbrado a tus confidencias? ¿No te invadirán dolores como de mujer en parto?
Tú, que has puesto tu morada en el Líbano y anidas en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vengan los dolores, angustias como de mujer en parto!
Todos tus amantes te han olvidado, ya no se interesan por ti. Sí, yo te he herido como hiere un enemigo, con castigo cruel, por tus innumerables crímenes, por tus pecados incontables.
Los profetas profetizan mentiras, los sacerdotes enseñan con su mal ejemplo. ¡Y mi pueblo en ello se complace! Mas ¿qué haréis cuando llegue el fin?
He llamado a mis amantes, pero me han traicionado. Mis sacerdotes y mis ancianos han muerto en la ciudad, mientras buscaban alimento que reanimara su vida.
Llora a raudales en la noche y las lágrimas surcan sus mejillas. Nadie hay que la consuele entre todos sus amantes; la han traicionado todos sus aliados, se le han vuelto enemigos.
Sin tregua se consumían nuestros ojos, esperando socorros en vano. Desde las atalayas oteábamos a un país que no nos podía salvar.
En Edén, jardín de Dios, vivías. Innumerables piedras preciosas adornaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda; de oro era el borde de tu manto, de oro las incrustaduras, todo a punto desde el día en que fuiste creado.
¿Podrás decir aún: Un dios soy yo, ante los verdugos? Un hombre eres, y no un dios, en manos de quienes te traspasan.
Te han echado de tu tierra, se han burlado de ti todos tus aliados, te han engañado tus amigos. Los mismos que comen a tu mesa han tendido lazos a tus pies: 'Ha perdido la razón'.
¿cómo podríamos escapar nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, inaugurada por la predicación del Señor, nos ha sido transmitida con garantía por aquellos que le oyeron,
Están todos de acuerdo en poner a disposición de la bestia su fuerza y su poder.
con la cual han adulterado los reyes de la tierra, y la que ha emborrachado a los habitantes de la tierra con el vino de su lujuria'.
La mujer estaba vestida de púrpura y de escarlata, de piedras preciosas y de perlas; tenía en la mano una copa de oro llena de cosas horrorosas y de las inmundicias de su lujuria;