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Lamentaciones 1:19 - Biblia Martin Nieto

19 He llamado a mis amantes, pero me han traicionado. Mis sacerdotes y mis ancianos han muerto en la ciudad, mientras buscaban alimento que reanimara su vida.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Di voces a mis amantes, mas ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, Buscando comida para sí con que entretener su vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 »Les supliqué ayuda a mis aliados, pero me traicionaron. Mis sacerdotes y mis líderes murieron de hambre en la ciudad, mientras buscaban comida para salvar sus vidas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Llamé a mis amigos, pero me traicionaron. Mis sacerdotes y mis ancianos han muerto en la ciudad, mientras se buscaban alimento para reanimarse.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 q He llamado a mis amantes, pero ellos me defraudaron. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad, Mientras buscaban alimento para sus almas hambrientas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Qof. Llamé a mis amantes, pero ellos me han abandonado. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad mientras buscaban el sustento que les conservara la vida.

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Lamentaciones 1:19
15 Tagairtí Cros  

¿Dónde están los dioses que te has fabricado? ¡Levántense ellos a ver si te salvan en el tiempo de tu angustia! Porque tan numerosos como tus ciudades son tus dioses, oh Judá.


Todos tus amantes te han olvidado, ya no se interesan por ti. Sí, yo te he herido como hiere un enemigo, con castigo cruel, por tus innumerables crímenes, por tus pecados incontables.


Y tú, desolada, ¿qué vas a hacer? Aunque te vistas de púrpura y te adornes de joyas de oro, aunque te agrandes los ojos con cosméticos, en vano te pones bella. Tus amantes te desprecian, tu vida es lo que buscan.


¡Ay, cómo está postrada en soledad la ciudad tan populosa! Como una viuda se ha quedado la grande entre las naciones. La señora entre las provincias ha sido esclavizada.


Todo su pueblo suspira buscando pan; dan sus joyas a cambio de comida, por sustentar la vida. '¡Mira, Señor, y observa qué envilecida estoy!'.


Llora a raudales en la noche y las lágrimas surcan sus mejillas. Nadie hay que la consuele entre todos sus amantes; la han traicionado todos sus aliados, se le han vuelto enemigos.


Mira, Señor, y considera: ¿a quién has tratado alguna vez así? ¡Ay! ¡Las madres han comido a sus vástagos, a los hijos de sus caricias! ¡Fueron asesinados en el santuario del Señor sacerdote y profeta!


Sin tregua se consumían nuestros ojos, esperando socorros en vano. Desde las atalayas oteábamos a un país que no nos podía salvar.


Los príncipes fueron colgados por sus manos y el rostro de los ancianos no ha sido respetado.


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