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Amós 4:10 - Biblia Martin Nieto

Envié contra vosotros una peste como la de Egipto, maté a espada a vuestra juventud e hice subir el mal olor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«Les mandé plagas como las que envié sobre Egipto hace tiempo. ¡Maté a sus jóvenes en la guerra y llevé lejos a todos sus caballos! ¡El hedor de la muerte llenó el aire!, pero aun así, ustedes no se volvieron a mí», dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Desencadené sobre ustedes una peste parecida a la de Egipto; masacré por la espada a sus jóvenes y se llevaron a todos sus caballos; hice que subiera hasta sus narices la hediondez de sus muertos en combate. Y ustedes, sin embargo, no volvieron a mí, palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Os envié la peste que envié sobre los egipcios,° Maté a espada a vuestros jóvenes junto con lo mejor de vuestra caballería,° E hice que el hedor de vuestro campamento Subiera a vuestras propias narices,° Pero no os volvisteis a mí, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Envié contra vosotros una peste como la peste de Egipto; maté con la espada a vuestros jóvenes y vuestros caballos eran capturados; hice subir a vuestras narices el hedor de vuestros campamentos. Pero no habéis vuelto a mí -oráculo de Yahveh-.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Envié entre vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos; e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; pero no os volvisteis a mí, dice Jehová.

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Amós 4:10
42 Tagairtí Cros  

En aquel tiempo el Señor comenzó a desmembrar a Israel; y Jazael derrotó a los israelitas en todas las fronteras,


Por eso la ira del Señor se encendió contra Israel, entregándolos en manos de Jazael, rey de Siria, y de Ben Hadad, hijo de Jazael, todo aquel tiempo.


Por eso no dejó a Joacaz otra gente que cincuenta jinetes, diez carros y diez mil infantes, porque el rey de Siria los había destruido y reducido como el polvo de la trilla.


Jazael le preguntó: '¿Por qué llora mi señor?'. Él respondió: 'Porque sé el mal que has de hacer a los israelitas: pondrás fuego a sus fortalezas, degollarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños de pecho y abrirás en canal a sus embarazadas'.


Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, que no quiso dejarlos ir.


Moisés y Aarón se presentaron al Faraón, y le dijeron: 'Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte delante de mí? Deja salir a mi pueblo para que me sirva.


Yo endureceré el corazón del Faraón, y os perseguirá; yo seré glorificado a costa del Faraón y de todo su ejército; los egipcios reconocerán que yo soy el Señor'. Y así lo hicieron.


Les dijo: 'Si verdaderamente escuchas la voz del Señor, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, prestas oído a sus mandatos y observas todos sus estatutos, no enviaré sobre ti ninguna de las plagas con que castigué a los egipcios, porque yo soy el Señor, tu salvador'.


Haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será este prodigio'.


Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, que no dejó salir al pueblo, como había dicho el Señor.


¿Tú te atreves a levantarte contra mi pueblo para no dejarle partir?


Los muertos son tirados a la calle, el hedor de sus cadáveres se expande, la sangre cunde de los montes.


Pero todos vosotros que prendéis fuego y atizáis brasas caed en las llamas de vuestro fuego, en las brasas que atizáis. Mi mano os tratará así, os hundiréis en los tormentos.


Pero el pueblo no ha vuelto hacia aquel que le hiere; no ha buscado al Señor omnipotente.


Por eso el Señor cortó a Israel cabeza y cola, palmera y junco en sólo un día:


Que la maldad arde como fuego; devora los cardos, los abrojos y prende los bardales del bosque, levantando remolinos de humo.


'Yo los castigaré; sus jóvenes caerán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre,


Y aún suscitaré contra ellos cuatro azotes -dice el Señor-: Espada para matarlos, perros para arrastrarlos, aves del cielo y bestias de la tierra para devorarlos y exterminarlos.


Morirán de mala muerte; no serán llorados ni sepultados, sino que quedarán como estiércol en el campo; perecerán por la espada y el hambre, y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias salvajes'.


¡Entrega, pues, a sus hijos al hambre, abandónalos a merced de la espada! ¡Quédense sus mujeres sin hijos y sin marido! ¡Mueran de peste sus hombres, y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra!


El devastador de Moab avanza contra sus ciudadelas; la flor de su juventud va a bajar al matadero, dice el rey, cuyo nombre es 'el Señor omnipotente'.


Sí, en sus plazas caerán sus jóvenes, y todos sus guerreros perecerán aquel día -dice el Señor omnipotente-.


¡Oh Señor!, ¿no buscan tus ojos la verdad? Tú les has herido, y no han acusado el golpe; los has aplastado, y no han querido aprender la lección. Han endurecido su frente como la roca, han rehusado convertirse.


Estoy lleno de furor del Señor, cansado estoy de contenerlo. Derrámalo sobre el niño de la calle, sobre las cuadrillas de jóvenes también. Todos serán presas: marido y mujer, el adulto y el hombre lleno de años.


Esto dice el Señor: No presuma el sabio de su sabiduría, no presuma el fuerte de su fuerza, no presuma el rico de su riqueza;


Se volverán a Egipto, pero asirio será su rey porque no han querido convertirse.


El azote que viene del norte lo alejaré de vosotros y lo guiaré hacia una tierra árida y desolada: su vanguardia hacia el mar oriental, y hacia el mar occidental su retaguardia. Y subirá su mal olor y subirá su fetidez; sí, él ha hecho grandes cosas'.


yo me portaré con vosotros de la misma manera; haré venir sobre vosotros el espanto, epidemia y fiebre, enfermedades de los ojos y agotamiento de la vida. Sembraréis en vano, pues los enemigos comerán el fruto de vuestras semillas.


haré venir contra vosotros la espada, que vengará la alianza. Os refugiaréis en vuestras ciudades, pero yo haré caer sobre vosotros la peste y seréis entregados en manos del enemigo.


Yo no os dejé nada que llevar a la boca en todas vuestras ciudades, os dejé sin pan en todos vuestros lugares, ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


En aquel día los cánticos del templo se convertirán en aullidos, -dice el Señor, Dios-. Serán muchos los cadáveres; silenciosamente se los arrojará en cualquier lugar.


Yo herí con tizón, añublo y granizo todas vuestras labores, y sin embargo no volvisteis a mí, palabra del Señor.


El Señor hará que la peste se pegue a ti hasta que te consuma en la tierra que vas a ocupar;


te herirá de agotamiento, fiebre, inflamación, calor sofocante, sequía, herrumbre y tizón, que te perseguirán hasta destruirte.


Desencadenará sobre ti todas las plagas de Egipto, que tanto miedo te infundían, y se pegarán a ti.


El Señor alejará de ti toda enfermedad y no te enviará ninguna de las malignas plagas de Egipto, que tú bien conoces, sino que las descargará sobre tus enemigos.