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Hageo 2:17 - Biblia Martin Nieto

17 Yo herí con tizón, añublo y granizo todas vuestras labores, y sin embargo no volvisteis a mí, palabra del Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Yo eché a perder todo el trabajo de ustedes con el tizón, el pulgón y el granizo. Pero ninguno de ustedes se volvía a mí, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Os herí con viento abrasador, añublo y granizo en toda obra de vuestras manos, pero ninguno de vosotros se volvió a mí, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yo destruía con añublo, tizón y granizo todo el trabajo de vuestras manos, y no estaba con vosotros -oráculo de Yahveh-.

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Hageo 2:17
32 Tagairtí Cros  

Ellos no sabían que José les entendía, porque entre él y ellos había un intérprete.


Al acampar por la noche, uno de ellos abrió su saco para dar de comer a su asno y vio que su dinero estaba en la boca del saco,


José era el señor del país y vendía el grano a todo el mundo. Los hermanos de José llegaron y se postraron ante él rostro en tierra.


Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, si el enemigo los asedia en alguna de sus ciudades; en cualquier plaga o enfermedad,


Mientras estaba asediado, el rey Acaz aumentó sus pecados contra el Señor.


Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, o el enemigo del pueblo asedie una de sus ciudades, o cuando hubiere cualquier otra plaga o epidemia,


Sí; los malvados de corazón, que se entregan a la ira y no imploran ayuda cuando él los encadena,


Comerás del trabajo de tus manos, serás feliz y todo te irá bien.


entregó a la langosta sus cosechas, el fruto de sus sudores al pulgón;


He aquí que el Señor envía a alguien fuerte, poderoso, como violenta granizada, como funesta tempestad, como aguacero impetuoso, arrasador, y los derribará en tierra con violencia.


Sus habitantes, impotentes, espantados y confusos, eran como la hierba del campo, como el verdor del césped, como los brotes de los tejados, agostados por el viento del este.


Por eso derramó sobre él el ardor de su cólera y los horrores de la guerra. ¡Rodeado de llamas, no ha entendido; abrasado, no ha prestado atención!


El Señor lo ha jurado por su diestra, por su potente brazo: No daré más tu grano como alimento a tus enemigos, ni extranjeros beberán más tu vino por el que te afanaste,


Por eso el Señor cortó a Israel cabeza y cola, palmera y junco en sólo un día:


La ignominia ha devorado el fruto del trabajo de nuestros padres, desde nuestra juventud.


¡Oh Señor!, ¿no buscan tus ojos la verdad? Tú les has herido, y no han acusado el golpe; los has aplastado, y no han querido aprender la lección. Han endurecido su frente como la roca, han rehusado convertirse.


Yo no os dejé nada que llevar a la boca en todas vuestras ciudades, os dejé sin pan en todos vuestros lugares, ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


Y he mandado la sequía sobre la tierra, sobre los montes, sobre el trigo y sobre el vino, sobre el aceite y sobre cuanto produce la tierra, sobre los hombres y sobre los ganados, y sobre todo el trabajo de vuestras manos'.


Sembráis mucho y recogéis poco, coméis y no os saciáis, bebéis y no os hartáis, os vestís y no os calentáis, y el que se contrata de jornalero guarda su jornal en bolso roto.


Esperabais mucho, y resultó poco; lo llevasteis a casa, y yo os lo he dispersado con mi soplo. ¿Por qué?, palabra del Señor todopoderoso. Porque mi casa está en ruinas, mientras cada uno de vosotros sólo se preocupa de su propia casa.


¿cuál era vuestra situación? Veníais a un muelo de trigo de veinte medidas, y sólo había diez; veníais al lagar para sacar cincuenta, y sólo había veinte.


Alejaré de vosotros la voraz langosta para que no os destruya los frutos del suelo y no sea estéril la viña en el campo -dice el Señor todopoderoso-.


te herirá de agotamiento, fiebre, inflamación, calor sofocante, sequía, herrumbre y tizón, que te perseguirán hasta destruirte.


Ya le he dado tiempo para que se arrepienta, pero ella no quiere convertirse de su lujuria.


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