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Abdías 1:3 - Biblia Martin Nieto

La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que habitas en las cavernas de las rocas, que pones en las alturas tu morada, y piensas: '¿Quién me hará caer a tierra?'.

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Taispeáin Interlinear Bible

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Biblia Reina Valera 1960

La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Has sido engañada por tu propio orgullo porque vives en una fortaleza de piedra y haces tu morada en lo alto de las montañas. “¿Quién puede tocarnos aquí en las remotas alturas?”, te preguntas con arrogancia;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La soberbia de tu corazón te ha engañado a ti que habitas en las quebradas de Petra, que te cuelgas de la muralla rocosa y que dices en tu corazón: '¿Quién me hará bajar a tierra?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

La soberbia de tu corazón te sedujo, Porque habitas en rocas° escarpadas.° En la altura de tu morada, piensas: ¿Quién me derribará por tierra?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El orgullo de tu corazón te engañó, tú que habitas en las hendiduras de la roca, que tienes la altura por morada, que dices en tu corazón: '¿Quién será capaz de derribarme en tierra?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

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Abdías 1:3
21 Tagairtí Cros  

Esaú se estableció en la montaña de Seír. Esaú es Edón.


Él derrotó a Edón en el valle de la Sal, diez mil hombres en conjunto: tomó por asalto Selá, y le puso por nombre Yocteel, que conserva hasta el presente.


Amasías cobró ánimo, partió a la cabeza de sus tropas y llegó al calle de la Sal, donde derrotó a diez mil hombres de Seír.


Los de Judá capturaron vivos otros diez mil, que condujeron a la cima de la Roca, desde donde los despeñaron, muriendo todos estrellados.


Aunque su altura se alzara hasta los cielos y las nubes tocaran su cabeza,


El preludio de la ruina es el orgullo; el preludio de la caída, el espíritu altanero.


Antes de la caída se eleva el corazón del hombre, la humildad precede a la gloria.


El orgullo del hombre causa su humillación, pero el humilde de espíritu obtiene el honor.


Hemos conocido la soberbia de Moab, demasiado orgulloso: su empaque, su vanidad, su arrogancia, sus huecas pretensiones.


A ti me dirijo, moradora del valle, roca de la llanura -dice el Señor-, a vosotros que decís: '¿Quién podrá asaltarnos y penetrar en nuestros refugios?'.


Esto dice el Señor: No os engañéis pensando que se van a ir del todo los caldeos, que se van a alejar de vosotros, porque no se irán.


¡Abandonad las ciudades, retiraos a las rocas, habitantes de Moab! Sed como la paloma que pone su nido en las paredes de los precipicios.


El infundir terror y la soberbia de tu corazón te han engañado, tú que habitas en las cuevas de las rocas y te agarras a las vetas de los montes. Aunque pusieses tu nido en lo alto, como el águila, de allí te precipitaría -dice el Señor-.


¿Para qué presumes de tus valles, hija desleal? Confiada en tus tesoros, decías: '¿Quién va a venir contra mí?'.


Con el progreso de tu tráfico te llenaste de violencia y pecados, y yo te he arrojado del monte de Dios y te he exterminado, oh querubín protector, de entre las brasas ardientes.


Si Edón dice: 'Hemos sido destruidos, pero reconstruiremos nuestras ruinas', esto dice el Señor todopoderoso: 'Ellos edificarán, pero yo destruiré; serán llamados Tierra malvada, pueblo contra el que el Señor está eternamente indignado.