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Abdías 1:3 - Biblia Martin Nieto

3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que habitas en las cavernas de las rocas, que pones en las alturas tu morada, y piensas: '¿Quién me hará caer a tierra?'.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Has sido engañada por tu propio orgullo porque vives en una fortaleza de piedra y haces tu morada en lo alto de las montañas. “¿Quién puede tocarnos aquí en las remotas alturas?”, te preguntas con arrogancia;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 La soberbia de tu corazón te ha engañado a ti que habitas en las quebradas de Petra, que te cuelgas de la muralla rocosa y que dices en tu corazón: '¿Quién me hará bajar a tierra?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 La soberbia de tu corazón te sedujo, Porque habitas en rocas° escarpadas.° En la altura de tu morada, piensas: ¿Quién me derribará por tierra?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El orgullo de tu corazón te engañó, tú que habitas en las hendiduras de la roca, que tienes la altura por morada, que dices en tu corazón: '¿Quién será capaz de derribarme en tierra?'.

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Abdías 1:3
21 Tagairtí Cros  

Esaú se estableció en la montaña de Seír. Esaú es Edón.


Él derrotó a Edón en el valle de la Sal, diez mil hombres en conjunto: tomó por asalto Selá, y le puso por nombre Yocteel, que conserva hasta el presente.


Amasías cobró ánimo, partió a la cabeza de sus tropas y llegó al calle de la Sal, donde derrotó a diez mil hombres de Seír.


Los de Judá capturaron vivos otros diez mil, que condujeron a la cima de la Roca, desde donde los despeñaron, muriendo todos estrellados.


Aunque su altura se alzara hasta los cielos y las nubes tocaran su cabeza,


El preludio de la ruina es el orgullo; el preludio de la caída, el espíritu altanero.


Antes de la caída se eleva el corazón del hombre, la humildad precede a la gloria.


El orgullo del hombre causa su humillación, pero el humilde de espíritu obtiene el honor.


Hemos conocido la soberbia de Moab, demasiado orgulloso: su empaque, su vanidad, su arrogancia, sus huecas pretensiones.


A ti me dirijo, moradora del valle, roca de la llanura -dice el Señor-, a vosotros que decís: '¿Quién podrá asaltarnos y penetrar en nuestros refugios?'.


Esto dice el Señor: No os engañéis pensando que se van a ir del todo los caldeos, que se van a alejar de vosotros, porque no se irán.


¡Abandonad las ciudades, retiraos a las rocas, habitantes de Moab! Sed como la paloma que pone su nido en las paredes de los precipicios.


El infundir terror y la soberbia de tu corazón te han engañado, tú que habitas en las cuevas de las rocas y te agarras a las vetas de los montes. Aunque pusieses tu nido en lo alto, como el águila, de allí te precipitaría -dice el Señor-.


¿Para qué presumes de tus valles, hija desleal? Confiada en tus tesoros, decías: '¿Quién va a venir contra mí?'.


Con el progreso de tu tráfico te llenaste de violencia y pecados, y yo te he arrojado del monte de Dios y te he exterminado, oh querubín protector, de entre las brasas ardientes.


Si Edón dice: 'Hemos sido destruidos, pero reconstruiremos nuestras ruinas', esto dice el Señor todopoderoso: 'Ellos edificarán, pero yo destruiré; serán llamados Tierra malvada, pueblo contra el que el Señor está eternamente indignado.


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