No se aflijan por nada, más bien preséntenselo todo a Dios en oración, pídanle y también denle gracias.
Y la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.
Estén siempre alegres,
oren sin cesar,
den gracias por todo. Eso es lo que quiere Dios de ustedes como cristianos.
En el peligro grité al Señor y me atendió, desde el vientre del abismo pedí auxilio y me escuchó.
y yo haré todo lo que pidan en mi nombre, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre.
Estén atentos y oren para no caer en la tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
Pidan y se les dará Lc 11,9-13; cfr. Jn 14,13s Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá,
Confiesen unos a otros sus pecados, recen unos por otros, y se sanarán. Mucho puede la oración fervorosa del justo.
A media noche Pablo y Silas recitaban un himno a Dios, mientras los demás presos escuchaban.
Por tanto, acerquémonos confiados al trono de nuestro Dios, para obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pedirán lo que quieran y lo obtendrán.
y yo haré todo lo que pidan en mi nombre, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre.
Si ustedes piden algo en mi nombre, yo lo haré.
De ese modo el Espíritu nos viene a socorrer en nuestra debilidad. Aunque no sabemos pedir como es debido, el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar.
Luego rezó: -Señor, ábrele los ojos para que vea. El Señor le abrió los ojos al criado y vio el monte lleno de caballería y carros de fuego en torno a Eliseo.
y le dijo: -He escuchado la oración y súplica que me has dirigido. Consagro este templo que has construido, para que en él resida mi Nombre por siempre; siempre estarán en él mi corazón y mis ojos.
Nuestras certezas Nos dirigimos a Dios con la confianza de que, si pedimos algo según su voluntad, nos escuchará.
Y si sabemos que nos escucha cuando le pedimos, sabemos que ya poseemos lo que hemos pedido.
Cuando Job intercedió por sus compañeros, el Señor cambió su suerte y duplicó todas sus posesiones.
¡Y yo que decía a la ligera: me has echado de tu presencia!, pero tú escuchaste mi súplica cuando te pedí auxilio.
Al terminar la súplica, tembló el lugar donde estaban reunidos, se llenaron de Espíritu Santo y anunciaban el mensaje de Dios con franqueza.
Cuando se pongan a orar, perdonen lo que tengan contra otros, y el Padre del cielo perdonará sus culpas.
Cuando ustedes recen no sean charlatanes como los paganos, que piensan que por mucho hablar serán escuchados.
Alégrense en la esperanza, sean pacientes en el sufrimiento, perseverantes en la oración;
Pidan y se les dará Lc 11,9-13; cfr. Jn 14,13s Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá,
porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abrirá.
En el peligro invoqué al Señor pidiendo socorro a mi Dios; desde su templo escuchó mi clamor, mi grito de socorro llegó a él, a sus oídos.
Cuando tú vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre a escondidas. Y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
El padre de Publio estaba en cama con fiebre y disentería. Pablo se acercó a él, oró, le impuso las manos y lo sanó.
Y si sabemos que nos escucha cuando le pedimos, sabemos que ya poseemos lo que hemos pedido.
Pero que pida con confianza y sin dudar. El que duda se parece al oleaje del mar sacudido por el viento.
No me eligieron ustedes a mí; yo los elegí a ustedes y los destiné para que vayan y den fruto, un fruto que permanezca; así, lo que pidan al Padre en mi nombre él se lo concederá.
De día el Señor me brinda su amor, de noche me acompaña su canción, la canción al Dios de mi vida.
Pedro hizo salir a todos, se arrodilló y rezó; después, vuelto hacia el cadáver, ordenó: -Gacela, levántate. Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.
No se aflijan por nada, más bien preséntenselo todo a Dios en oración, pídanle y también denle gracias.
Nuestras certezas Nos dirigimos a Dios con la confianza de que, si pedimos algo según su voluntad, nos escuchará.
Señor, escucha mi oración: oh Dios, atiende a mi súplica, por tu fidelidad y justicia, respóndeme.
porque sé que esto servirá para mi salvación, gracias a las oraciones de ustedes y por el auxilio del Espíritu de Jesucristo.
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
El Padrenuestro Lc 11,2-4 Ustedes oren así: ¡Padre nuestro que estás en el cielo! Santificado sea tu Nombre,
venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo;
El Padre y el Hijo Lc 10,21s En aquella ocasión Jesús tomó la palabra y dijo: -¡Te alabo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla!
Mientras Pedro estaba custodiado en la cárcel, la Iglesia rezaba fervientemente a Dios por él.
Segundo informe: la primera comunidad cristiana Se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los apóstoles, y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Escucha mi súplica, Señor, atiende a mi clamor, no seas sordo a mi llanto, pues yo soy un forastero junto a ti, un huésped como todos mis padres.
El juez y la viuda Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola:
Porque los ojos del Señor se fijan en el honrado, sus oídos escuchan sus súplicas; pero el Señor se enfrenta con los malhechores.
si mi pueblo, que lleva mi Nombre, se humilla, ora, me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.
Vivan orando y suplicando, oren en toda ocasión animados por el Espíritu; permanezcan despiertos y oren con perseverancia por todos los consagrados;
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios, y la recibirá, porque él da a todos generosamente y sin reproches.
De ese modo el Espíritu nos viene a socorrer en nuestra debilidad. Aunque no sabemos pedir como es debido, el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar.
Y el que sondea los corazones sabe lo que pretende el Espíritu cuando suplica por los consagrados de acuerdo con la voluntad de Dios.
Todos ellos, con algunas mujeres, la madre de Jesús y sus parientes, permanecían íntimamente unidos en la oración.
y recibiremos de él lo que pidamos, porque cumplimos sus mandatos y hacemos lo que le agrada.
Tú los juzgarás, Dios nuestro, porque nosotros nada podemos contra ese gran ejército que se nos viene encima. No sabemos qué hacer si no es poner los ojos en ti.
Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante,
porque tiende su oído hacia mí en cuando lo invoco.
Sin fe es imposible agradarle. Quien se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.
Les digo también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, mi Padre del cielo se la concederá.
Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy allí, en medio de ellos.
Aquel que, actuando eficazmente en nosotros, puede realizar muchísimo más de lo que pedimos o pensamos
Por nuestro Señor Jesucristo y por el amor que infunde el Espíritu, les recomiendo que luchen a mi lado rezando por mí a Dios
Mt 7,7-11 Y yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá,
porque quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abre.
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias, meditando tu promesa.
Doy gracias al Dios de mis antepasados, a quien sirvo con conciencia limpia, siempre que te menciono en mis oraciones, noche y día.