Todos fallamos muchas veces: el que no falla con la lengua es un hombre perfecto, capaz de dominar todo el cuerpo.
Panal de miel son las palabras amables, dulzura en la garganta, salud de los huesos.
Lo mismo la lengua: es un miembro pequeño y se cree capaz de grandes acciones. Miren cómo una chispa incendia todo un bosque.
Las palabras de un hombre son agua profunda, arroyo que fluye, manantial de sensatez.
Y la lengua es fuego. Como un mundo de maldad, la lengua, instalada entre nuestros miembros, contamina a toda la persona y hace arder todo el ciclo de la vida humana, alimentada por el fuego del infierno.
Donde abundan las palabras no falta el pecado, quien se muerde los labios es discreto.
en nosotros está la verdad y la fuerza de Dios. Usamos las armas de la justicia a diestra y siniestra.
Lo mismo la lengua: es un miembro pequeño y se cree capaz de grandes acciones. Miren cómo una chispa incendia todo un bosque. Y la lengua es fuego. Como un mundo de maldad, la lengua, instalada entre nuestros miembros, contamina a toda la persona y hace arder todo el ciclo de la vida humana, alimentada por el fuego del infierno.
Himno al amor cristiano Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo estruendoso.
Si uno quiere vivir y pasar años felices, guarde su lengua del mal y sus labios de la falsedad, apártese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella.
-Guarda tu lengua del mal, tus labios de la mentira; apártate del mal, obra bien, busca la paz y sigue tras ella.
Si uno se tiene por religioso, pero no refrena la lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es vacía.
No salga de sus bocas ninguna palabra ofensiva, sino solo palabras buenas que ayuden a crecer a quien lo necesite y agraden a quien las escucha.
¡Raza de víboras! ¿Cómo podrán decir palabras buenas si son malos? De la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad; el hombre malo saca cosas malas de su tesoro de maldad. Les digo que el día del juicio los hombres deberán dar cuenta de cualquier palabra inconsiderada que hayan dicho. Porque por tus palabras te absolverán y por tus palabras serás condenado.
Que sus conversaciones sean siempre agradables y de buen gusto, sabiendo responder a cada uno como conviene.
Oír, hablar y cumplir Hermanos míos queridos, ya están instruidos. Con todo, que cada uno sea veloz para escuchar, lento para hablar, y para enojarse.
Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.
Oír, hablar y cumplir Hermanos míos queridos, ya están instruidos. Con todo, que cada uno sea veloz para escuchar, lento para hablar, y para enojarse. Porque la ira del hombre no realiza la justicia de Dios.
Les digo que el día del juicio los hombres deberán dar cuenta de cualquier palabra inconsiderada que hayan dicho. Porque por tus palabras te absolverán y por tus palabras serás condenado.
Pero, ¿qué es lo que dice la justicia? La palabra está cerca de ti, en tu boca y tú corazón. Se refiere a la palabra de la fe que proclamamos:
Con el corazón creemos para ser justos, con la boca confesamos para obtener la salvación.
Si uno quiere vivir y pasar años felices, guarde su lengua del mal y sus labios de la falsedad,
Si se acaba la leña, se apaga el fuego; si no está el chismoso, se acaba la discusión. Para hacer brasas, carbón, y para hacer fuego, leña; para entablar una pelea, el pendenciero.
Con ella bendecimos al Señor y Padre, con ella maldecimos a los hombres creados a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, no debe ser así.
Tercer cántico del siervo: Sufrimiento y confianza 42,1-9; 49,1-13; 52,13-53,12 Mi Señor me ha dado una lengua de discípulo, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me despierta el oído, para que escuche como un discípulo.
No contamina al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella; eso es lo que realmente contamina al hombre.
Cuando presentes un asunto a Dios, no te apresures, ni con los labios ni con el pensamiento. Dios está en el cielo y tú en la tierra: sean tus palabras contadas.
Guiados por el Espíritu Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad; pero no esta libertad para dar rienda suelta a sus bajos instintos; más bien, háganse servidores los unos de los otros por medio del amor.
Que te agraden las palabras de mi boca, que te plazca el susurro de mi corazón, ¡Señor, Roca mía, Redentor mío!
Ahorra palabras el hombre sabio, mantiene la calma el hombre prudente. Necio callado pasa por sabio; el que cierra los labios, por prudente.
La lengua Hermanos míos, no quieran muchos ser maestros, ya saben que los que enseñamos seremos juzgados más severamente. Todos fallamos muchas veces: el que no falla con la lengua es un hombre perfecto, capaz de dominar todo el cuerpo.
Que nadie te desprecie por ser joven; procura ser modelo de los creyentes en la palabra, la conducta, el amor, la fe, la pureza.
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