Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Pero la sabiduría está con los humildes.
Abominación al Señor es todo el que es altivo de corazón; Ciertamente no quedará sin castigo.
También quebrantaré el orgullo de su poderío, y haré sus cielos como hierro y su tierra como bronce.
Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
¶Seis cosas hay que el Señor odia, Y siete son abominación para Él:
Ojos soberbios, lengua mentirosa, Manos que derraman sangre inocente,
Castigaré al mundo por su maldad Y a los impíos por su iniquidad. También pondré fin a la arrogancia de los soberbios, Y abatiré el orgullo de los despiadados.
-»El temor del Señor es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino Y la boca perversa, yo aborrezco.
Por tanto, así dice el Señor: «Estoy planeando traer contra esta familia un mal, Del cual no librarán su cuello. No andarán erguidos, Porque será un tiempo malo.
avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgulloe insensatez.
Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre».
-»No se jacten más ustedes con tanto orgullo, No salga la arrogancia de su boca. Porque el Señor es Dios de sabiduría, Y por Él son pesadas las acciones.
Tengan el mismo sentir unos con otros. No sean altivos en su pensar, sino condescendiendo con los humildes. No sean sabios en su propia opinión.
Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti, Sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, Y andar humildemente con tu Dios?
-»Aquel día no te avergonzarás De ninguna de tus acciones Con que te rebelaste contra Mí. Porque entonces Yo quitaré de en medio de ti A los que se regocijan en tu orgullo, Y nunca más te envanecerás En Mi santo monte.
Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
Delante de la destrucción va el orgullo, Y delante de la caída, la arrogancia de espíritu.
-»Pasarán por el mar de la angustia, Y Él herirá las olas en el mar Y se secarán todas las profundidades del Nilo; Y será abatido el orgullo de Asiria Y apartado el cetro de Egipto.
Pero el que se gloría, que se gloríe en el Señor.
Porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
Por la soberbia solo viene la contienda, Pero con los que reciben consejos está la sabiduría.
«Porque viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les prenderá fuego», dice el Señor de los ejércitos, «que no les dejará ni raíz ni rama.
El Señor derribará la casa de los soberbios, Pero afianzará los linderos de la viuda.
Y cualquiera que se engrandece, será humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido.
Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres Que dividir el botín con los soberbios.
Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.
»Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues agrandan sus filacterias y alargan los adornos de sus mantos.
Aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí.
Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, Pero a la gloria precede la humildad.
-»Ha hecho proezas con Su brazo; Ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
Porque todo el que se engrandece, será humillado; y el que se humille será engrandecido».
«Altivo», «arrogante» y «escarnecedor», son los nombres Del que obra con orgullo insolente.
Y Jesús les dijo: «Ustedes son los que se justifican a sí mismos ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones, porque lo que entre los hombres es de alta estima, abominable es delante de Dios.
¿Has visto a un hombre que se tiene por sabio? Más esperanza hay para el necio que para él.
detractores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de lo malo, desobedientes a los padres,
Muy cierto. Fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme. No seas altanero, sino teme;
Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno.
El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios. Todo su pensamiento es: «No hay Dios».
Enmudezcan los labios mentirosos, Porque hablan arrogantes contra el justo Con soberbia y desprecio.
Porque ¿quién te distingue? ¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?
Por el pecado de su boca y la palabra de sus labios, Sean presos en su orgullo, Y a causa de las maldiciones y mentiras que profieren.
En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante.
Destruiré al que en secreto calumnia a su prójimo; No toleraré al de ojos altaneros y de corazón arrogante.
La mirada altiva del hombre será abatida, Y humillada la soberbia de los hombres. Solo el Señor será exaltado en aquel día.
¶Porque el día del Señor de los ejércitos vendrá Contra todo el que es soberbio y orgulloso, Contra todo el que se ha ensalzado, Y serán abatidos.
Será humillado el orgullo del hombre Y abatido el orgullo de los hombres. Solo el Señor será exaltado en aquel día,
Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor,
El hombre común será humillado y el hombre de importancia abatido, Y los ojos de los altivos serán abatidos.
Pero el Señor de los ejércitos será exaltado por Su juicio, Y el Dios santo se mostrará santo por Su justicia.
No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo,
-»¡Cómo has caído del cielo, Oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, Tú que debilitabas a las naciones.
-»Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, Por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, Y me sentaré en el monte de la asamblea, En el extremo norte.
-”Subiré sobre las alturas de las nubes, Me haré semejante al Altísimo”.
-»Sin embargo, serás derribado al Seol, A lo más remoto del abismo.
Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,
el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse,
sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.
-»El Señor de los ejércitos lo ha planeado para abatir el orgullo de toda hermosura, Para humillar a todos los nobles de la tierra.
Y en medio de él, Moab extenderá sus manos Como el nadador extiende sus manos para nadar, Pero el Señor abatirá su arrogancia y la destreza de sus manos.
Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne,
Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia;
-»Porque Él ha abatido a los que moran en lo alto, a la ciudad inconmovible; La humilla, la humilla hasta la tierra, la derriba hasta el polvo,
-»Te sentiste segura en tu maldad y dijiste: “Nadie me ve”. Tu sabiduría y tu conocimiento te han engañado, Y dijiste en tu corazón: “Yo, y nadie más”.
No debe ser un recién convertido, no sea que se envanezca y caiga en la condenación en que cayó el diablo.
Así dice el Señor: «No se gloríe el sabio de su sabiduría, Ni se gloríe el poderoso de su poder, Ni el rico se gloríe de su riqueza;
está envanecido y nada entiende, sino que tiene un interés corrompido en discusiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
-»Hemos oído del orgullo de Moab (es muy orgulloso), De su soberbia, de su orgullo, de su arrogancia y de su altivez.
-»Voz de clamor desde Horonaim: “Devastación y gran destrucción”.
-»Yo conozco su cólera», declara el Señor, «Pero es inútil; Sus vanas jactancias nada consiguen.
Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes,
Que no injurien a nadie, que no sean contenciosos, sino amables, mostrando toda consideración para con todos los hombres.
-»En cuanto al terror que infundías, Te ha engañado la soberbia de tu corazón; Tú que vives en las hendiduras de las peñas, Que ocupas la cumbre del monte. Aunque hagas tu nido tan alto como el del águila, De allí te haré bajar», declara el Señor.
«Hijo de hombre, dile al príncipe de Tiro: “Así dice el Señor Dios: ‘Aun cuando tu corazón se ha enaltecido Y has dicho: “Soy un dios, Sentado estoy en el trono de los dioses, En el corazón de los mares”, No eres más que un hombre y no dios, Aunque hayas puesto tu corazón como el corazón de un dios.
Pero si tienen celos amargos y ambición personal en su corazón, no sean arrogantes y mientan así contra la verdad.
Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica.
Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.
-’Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura; Corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor. Te arrojé en tierra, Te puse delante de los reyes, Para que vieran en ti un ejemplo.
Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo, porque Sus obras son todas verdaderas y justos Sus caminos. Él puede humillar a los que caminan con soberbia».
Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: «Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes».
Pero cuando su corazón se enalteció y su espíritu se endureció en su arrogancia, fue depuesto de su trono real y su gloria le fue quitada.
sino que se ha ensalzado usted contra el Señor del cielo. Y han traído delante de usted los vasos de Su templo, y usted y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas, han estado bebiendo vino en ellos y han alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden. Pero al Dios que tiene en Su mano su propio aliento y es dueño de todos sus caminos, no ha glorificado.
En conclusión, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde;
Asimismo ustedes, los más jóvenes, estén sujetos a los mayores. Y todos, revístanse de humildad en su trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo,
Dije a los orgullosos: “No se jacten”; Y a los impíos: “No alcen la frente;
No levanten en alto su frente; No hablen con orgullo insolente” ».
El camino del necio es recto a sus propios ojos, Pero el que escucha consejos es sabio.
En la boca del necio hay una vara para su espalda, Pero los labios de los sabios los protegerán.
Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos, Pero el Señor sondea los espíritus.
Muchos hombres proclaman su propia lealtad, Pero un hombre digno de confianza, ¿quién lo hallará?
El perezoso es más sabio ante sus propios ojos Que siete que den una respuesta discreta.
Mejor es el fin de un asunto que su comienzo; Mejor es la paciencia de espíritu que la arrogancia de espíritu.
Y sucederá que cuando el Señor haya terminado toda Su obra en el monte Sión y en Jerusalén, dirá: «Castigaré el fruto del corazón orgulloso del rey de Asiria y la ostentación de su arrogancia».
Porque ha dicho: «Con el poder de mi mano lo hice, Y con mi sabiduría, pues tengo entendimiento. Quité las fronteras de los pueblos, Saqueé sus tesoros, Y como hombre fuerte abatí a sus habitantes.
Pues esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: arrogancia, abundancia de pan y completa ociosidad tuvieron ella y sus hijas; pero no ayudaron al pobre ni al necesitado,
pero a los que son ambiciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia: ira e indignación.
Por tanto, en Cristo Jesús he hallado razón para gloriarme en las cosas que se refieren a Dios.
Porque no me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, en palabra y en obra,
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.
Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia.
Nadie los defraude de su premio deleitándose en la humillación de sí mismo y en la adoración de los ángeles, basándose en las visiones que ha visto, envanecido sin causa por su mente carnal,
Pues hablando con arrogancia y vanidad, seducen mediante deseos carnales, por sensualidad, a los que hace poco escaparon de los que viven en el error.