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Mateo 26:67 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Entonces algunos le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces comenzaron a escupirle en la cara a Jesús y a darle puñetazos. Algunos le daban bofetadas

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle bofetadas, mientras otros lo golpeaban

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; otros le dieron bofetadas,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Entonces le escupieron a la cara y le asestaron puñetazos; otros le daban bofetadas

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces le escupieron en su rostro, y le dieron de puñetazos; y otros le abofeteaban,

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Otras versiones



Mateo 26:67
24 Referencias Cruzadas  

y decían: ―A ver, Cristo, ¡profetiza!, ¿quién te pegó?


Y lo escupían, y con la vara le golpeaban la cabeza.


Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.


Se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero a los tres días resucitará».


Algunos comenzaron a escupirle; le vendaron los ojos y le daban puñetazos. ―¡Profetiza! —le gritaban. Los guardias también le daban bofetadas.


Lo golpeaban en la cabeza con una vara y lo escupían. Doblando la rodilla, le rendían homenaje.


Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo: ―¿Así contestas al sumo sacerdote?


―¡Viva el rey de los judíos! —le gritaban, mientras se le acercaban para abofetearlo.


Si hablan mal de nosotros, los tratamos con gentileza. Se nos considera la basura de este mundo, los deshechos de la gente. Y esto no ha cambiado hasta el día de hoy.


Fijemos la mirada en la meta, que es Jesús, quien nos dio y perfeccionó nuestra fe. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ella significaba. Y ahora está sentado en el sitio de más honor, al lado derecho del trono de Dios.