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1 Corintios 4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)


Apóstoles de Cristo

1 Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de enseñar el plan que Dios mantenía en secreto.

2 Ahora bien, a los que se les encarga una tarea se les exige que demuestren ser dignos de confianza.

3 Por mi parte, muy poco me preocupa que ustedes, o cualquier tribunal humano, juzgue si hago mal o bien. Es más, ni siquiera yo mismo lo hago.

4 Sin embargo, aunque mi conciencia no me acusa, no por eso soy inocente. El que me juzga es el Señor.

5 Por lo tanto, no juzguen a nadie antes de tiempo. Esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.

6 Hermanos en la fe, he hablado de Apolos y de mí mismo para que ustedes me entiendan mejor. Si siguen nuestro ejemplo, aprenderán aquello de «no ir más allá de lo que dicen las Escrituras». Así ninguno de ustedes podrá sentirse orgulloso afirmando que uno es mejor que el otro.

7 ¿Quién te hace más importante que los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te sientes orgulloso, como si no te lo hubieran dado?

8 ¡Ustedes creen que ya tienen todo lo que desean! ¡Se creen ricos! ¡Piensan que han llegado a ser reyes sin necesidad de nosotros! ¡Ojalá fueran de veras reyes para que también nosotros reináramos con ustedes!

9 Pero yo creo que, a nosotros los apóstoles, Dios nos ha hecho desfilar en el último lugar, como los condenados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para el mundo entero.

10 Por seguir a Cristo, nos consideran unos tontos. A ustedes, en cambio, por seguir a Cristo, los consideran sabios. Los débiles somos nosotros; los fuertes son ustedes. A ustedes se les estima; a nosotros se nos desprecia.

11 Hasta el momento pasamos hambre, tenemos sed, nos falta ropa, se nos maltrata, no tenemos una casa propia.

12 Con estas manos nos matamos trabajando. Si nos maldicen, bendecimos; si nos persiguen, lo soportamos.

13 Si hablan mal de nosotros, los tratamos con gentileza. Se nos considera la basura de este mundo, los deshechos de la gente. Y esto no ha cambiado hasta el día de hoy.

14 No les escribo esto para avergonzarlos. Tómenlo como una advertencia de mi parte, pues los amo como si fueran hijos míos.

15 Ustedes podrían tener diez mil maestros que les enseñen acerca de Cristo, pero no tienen a muchos que los cuiden como lo hace un padre. Pues, cuando les anuncié el mensaje de la buena noticia y ustedes creyeron en Cristo Jesús, llegué a ser como un padre para ustedes.

16 Por tanto, les ruego que sigan mi ejemplo.

17 Con este propósito les envié a Timoteo, a quien amo como a un hijo. Él es fiel al Señor y les recordará que me comporto como un verdadero seguidor de Cristo Jesús. Así lo enseño por todas partes y en todas las iglesias.

18 Ahora bien, algunos de ustedes se han vuelto muy orgullosos, pues piensan que no iré a verlos.

19 Lo cierto es que, si el Señor quiere, iré a visitarlos muy pronto. Ya veremos si esos orgullosos solo hablan palabras o si también hacen lo que dicen.

20 Pues el reino de Dios no es cuestión de palabras, sino de poder.

21 ¿Qué prefieren? ¿Que vaya a verlos con un látigo, o con amor y amabilidad?

Nueva Versión Internacional Simplificada

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