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1 Corintios 4:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Sin embargo, aunque mi conciencia no me acusa, no por eso soy inocente. El que me juzga es el Señor.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Tengo la conciencia limpia, pero eso no demuestra que yo tenga razón. Es el Señor mismo quien me evaluará y tomará la decisión.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 A pesar de que no veo nada que reprocharme, eso no basta para justificarme: el Señor me juzgará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 porque aunque de nada me acusa mi conciencia, no por eso soy justificado, pues el que me juzga es el Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Aunque la conciencia de nada me remuerde, no por eso quedo justificado; mi juez es el Señor.

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1 Corintios 4:4
24 Referencias Cruzadas  

Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?». Así que le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. ―Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—.


Pablo se quedó mirando fijamente al tribunal y dijo: ―Amigos israelitas, hasta hoy yo he actuado delante de Dios con toda buena conciencia.


Pues Dios no considera justos a los que solo oyen la Ley, sino a los que la obedecen.


Si Abraham hubiera sido declarado justo por sus acciones, habría tenido de qué sentirse orgulloso, pero no delante de Dios.


Por mi parte, muy poco me preocupa que ustedes, o cualquier tribunal humano, juzgue si hago mal o bien. Es más, ni siquiera yo mismo lo hago.


Por lo tanto, no juzguen a nadie antes de tiempo. Esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.


Para nosotros, es motivo de satisfacción el saber que no hemos hecho nada malo. Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la honestidad y sinceridad que vienen de Dios. Y lo hemos logrado gracias al amor inmerecido de Dios, y no gracias a nuestra sabiduría humana.


Pues es necesario que todos nos presentemos ante el tribunal de Cristo. Allí cada uno recibirá lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.


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