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Mateo 26:38 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

«Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Y les dijo: 'Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y les dice: Una tristeza mortal está sobrecogiendo° mi alma. ¡Quedaos aquí y velad conmigo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Entonces les dice: 'Siento tristezas de muerte; quedaos aquí y velad conmigo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces Él les dijo: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

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Otras versiones



Mateo 26:38
19 Referencias Cruzadas  

»Por tanto —agregó Jesús—, manténganse despiertos porque ustedes no saben ni el día ni la hora.


«Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos».


»Ahora todo mi ser está angustiado. ¿Y acaso, por eso, voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!


Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Entonces, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?


Cristo no cometió pecado alguno, pero, por amor a nosotros, Dios lo trató como pecador, para declararnos justos por medio de Cristo.


Cristo nos rescató de la maldición de la Ley. Él aceptó que esa maldición cayera sobre él. Pues las Escrituras dicen: «Maldito todo el que es colgado de un madero».


Cristo aceptó como suyos nuestros pecados, y así fue a morir en la cruz. Lo hizo para que dejáramos de pecar y viviéramos para hacer el bien. Él fue herido como castigo, para que ustedes fueran sanados.


Porque Cristo murió para perdonar nuestros pecados una sola vez, y es suficiente. Él, que era justo, murió por nosotros, que éramos injustos. Así nos acercó a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, estén alerta y oren con seriedad.