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Mateo 15:27 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―Sí, Señor —respondió la mujer—, pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Es verdad, Señor —respondió la mujer—, pero hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La mujer contestó: 'Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero ella dijo: Sí, Señor, pero aun los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ella replicó: 'Es verdad, Señor; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y ella dijo: Sí, Señor, mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.

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Otras versiones



Mateo 15:27
24 Referencias Cruzadas  

Él le respondió: ―No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.


―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.


para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.


El capitán respondió: ―Señor, no merezco que entres en mi casa. Pero basta con que digas una sola palabra y mi siervo quedará sano.


―Sí, Señor —respondió la mujer—, pero hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan los hijos.


Lázaro hubiera querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico. Hasta los perros se acercaban y le lamían las llagas.


En cambio, el cobrador de impuestos se había quedado a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo. Él se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”.


No hay diferencia entre judíos y no judíos. El mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a todos los que piden su ayuda.


Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la Ley afecta a los que les fue entregada. Así nadie en el mundo dirá que es inocente, y todos serán declarados culpables delante de Dios.


Dios no solo es Dios de los judíos, también es Dios de los no judíos. Sí, de ellos también,


¡De ninguna manera! Dios siempre dice la verdad aunque el hombre sea mentiroso. Así dicen las Escrituras: «Todos saben que siempre dices la verdad, por eso ganas en todo juicio».


En fin, pido que ustedes conozcan ese amor que nuestra mente no alcanza a comprender. Porque así serán llenos de todo lo que Dios tiene y es.


Yo soy el más insignificante de todos los creyentes. Sin embargo, recibí este privilegio inmerecido de predicar a las naciones acerca de las incontables bendiciones que Cristo nos puede dar.