Lo seguía muchísima gente de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán.
Marcos 1:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén venía a él. Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Biblia Nueva Traducción Viviente Toda la gente de Judea, incluidos los habitantes de Jerusalén, salían para ver y oír a Juan; y cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán. Biblia Católica (Latinoamericana) Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán. La Biblia Textual 3a Edicion Y salía a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalem,° y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Acudían a él de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, ellos confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río Jordán. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salía a él toda la provincia de Judea, y los de Jerusalén, y eran todos bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. |
Lo seguía muchísima gente de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán.
Así se apareció Juan, bautizando en el desierto y predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados.
La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello. Llevaba puesto un cinturón de cuero y comía langostas y miel silvestre.
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque allí había mucha agua. Así que la gente iba para ser bautizada.
Juan era una lámpara encendida y brillante, y ustedes quisieron disfrutar de su luz por algún tiempo.
Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente lo que habían hecho.
―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del que es bueno y honesto es poderosa y eficaz.