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Hechos 2:38 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

38 ―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Pedro contestó: —Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Pedro les contestó: 'Arrepiéntanse, y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el Nombre de Jesús, el Mesías, para que sus pecados sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Y Pedro a ellos: ¡Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús el Mesías para perdón de vuestros° pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Pedro les respondió: 'Convertíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo;

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Hechos 2:38
43 Referencias Cruzadas  

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».


Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.


Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».


«Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean la buena noticia!».


El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.


En su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.


―¿Entonces qué debemos hacer? —le preguntaba la gente.


De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados.


Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedara con ellos algunos días.


»Por tanto, amigos israelitas, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados.


Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos convenció.


Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia. Sin embargo, ahora manda que todos, en todas partes, se arrepientan.


A judíos y a griegos les he dicho que se arrepientan ante Dios y que crean en nuestro Señor Jesús.


Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y pídele al Señor Jesús que perdone tus pecados”.


para que les hables. Así abrirán los ojos y verán lo malo que hacen. Será como si pasaran de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás al poder de Dios. De ese modo, al creer en mí, recibirán el perdón de los pecados y serán parte del pueblo de Dios”.


Al contrario, comencé a predicar en muchos lugares. Primero, en Damasco, luego en Jerusalén y en toda Judea. Después, les prediqué a los no judíos y les pedí que se arrepintieran y obedecieran a Dios. Les dije además que hicieran lo bueno, para que demostraran su arrepentimiento.


Por tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sean borrados sus pecados. Así vendrán tiempos de descanso de parte del Señor.


Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.


Pero Felipe les anunció la buena noticia del reino de Dios y el nombre de Jesucristo. Entonces, tanto hombres como mujeres creyeron y se bautizaron.


―¡Que tu dinero se destruya contigo —le contestó Pedro—, porque intentaste comprar el don de Dios con dinero!


¿Acaso no saben ustedes que al bautizarnos quedamos unidos a Cristo Jesús? Fue como si participáramos de su muerte.


Al derramar su sangre, Cristo nos hizo libres y perdonó nuestros pecados, porque su amor es muy grande. No merecíamos tanto amor,


nos salvó. Y lo hizo no porque hiciéramos lo justo, sino por su misericordia. Nos salvó por medio del poder del Espíritu Santo, pues ese poder nos limpió de pecado y nos hizo nuevas personas.


El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.


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