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Santiago 5:16 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

16 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del que es bueno y honesto es poderosa y eficaz.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante:

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Confesaos pues los pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La petición eficaz del justo puede mucho.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Confesaos, pues, los pecados unos a otros; orad unos por otros para ser curados. La oración asidua del justo tiene mucho poder.

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Santiago 5:16
68 Referencias Cruzadas  

Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.


Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.


Toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén venía a él. Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.


Así que salieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo. Allí predicaban la buena noticia y sanaban a la gente.


Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí a quienes lo aman y hacen su voluntad.


Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente lo que habían hecho.


―Rueguen al Señor por mí —respondió Simón—. No quiero que me suceda nada de lo que han dicho.


Así dicen las Escrituras: «No hay un solo justo, ni siquiera uno.


Por la desobediencia de uno solo, muchos pecaron. Pero ahora, por la obediencia de uno solo, muchos serán declarados justos.


Por eso, desde el día en que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer completamente su voluntad y les dé sabiduría y el entendimiento que da el Espíritu.


Le pido a Dios mismo, que es la fuente de paz, que los haga santos por completo y que así mantenga todo su ser: espíritu, alma y cuerpo. De esa manera, cuando nuestro Señor Jesucristo vuelva, nadie podrá acusarlos de nada.


Hermanos en la fe, oren también por nosotros.


Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín. Por eso Dios lo consideró justo, pues él aceptó su ofrenda. Y, a pesar de estar muerto, Abel sigue hablando por medio de su fe.


Por la fe Noé recibió la advertencia de Dios sobre cosas que aún no se veían. Por eso, obedeció y construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe el resto del mundo fue castigado y él fue declarado justo, pues le creyó a Dios.


Corran por caminos rectos y parejos, para que la pierna dañada no se enferme más, sino que se sane.


Oren por nosotros. Estamos seguros de tener la conciencia limpia y queremos portarnos bien en todo.


Cristo aceptó como suyos nuestros pecados, y así fue a morir en la cruz. Lo hizo para que dejáramos de pecar y viviéramos para hacer el bien. Él fue herido como castigo, para que ustedes fueran sanados.


Si obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada, recibiremos lo que le pidamos.


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