»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos, buscando descanso sin encontrarlo.
Marcos 1:23 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Había en la sinagoga un hombre que era controlado por un espíritu maligno. De repente, el espíritu gritó: Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, Biblia Nueva Traducción Viviente De pronto, un hombre en la sinagoga, que estaba poseído por un espíritu maligno, gritó: Biblia Católica (Latinoamericana) Entró en aquella sinagoga un hombre que estaba en poder de un espíritu malo, y se puso a gritar: La Biblia Textual 3a Edicion Y en aquel momento estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, y chilló, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Había justamente en aquella sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro que comenzó a gritar: Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y había en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual dio voces, |
»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos, buscando descanso sin encontrarlo.
La gente se asombraba de su enseñanza, porque la presentaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley.
―¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!
Tan pronto como salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
Jesús sanó a muchos que sufrían diversas enfermedades. También echó fuera a muchos demonios, pero no los dejaba hablar porque sabían quién era él.
Así que recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y echando fuera demonios.
Tan pronto como desembarcó Jesús, un hombre controlado por un espíritu maligno le salió al encuentro de entre las tumbas.
De hecho, muy pronto se enteró de su llegada una mujer que tenía una niña controlada por un espíritu maligno, así que fue y se arrojó a sus pies.
Al ver Jesús que se juntaba mucha gente, reprendió al espíritu maligno. ―Espíritu sordo y mudo —dijo—, te mando que salgas y que jamás vuelvas a entrar en él.