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Juan 11:40 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

―¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Jesús respondió: —¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Jesús le respondió: '¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Jesús le dice: ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Jesús le responde: '¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

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Juan 11:40
15 Referencias Cruzadas  

―Por la poca fe que tienen —les respondió—. Les aseguro que, si tuvieran fe tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible.


Jesús le dijo: ―¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.


Cuando Jesús oyó esto, dijo: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios. Por medio de ella, el Hijo de Dios recibirá honra».


Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él.


―No está ciego debido a sus pecados ni a los de sus padres —respondió Jesús—. Esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.


Por medio del bautismo, nosotros también fuimos enterrados con él en su muerte. Y, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevamos una vida nueva.


Así que a todos nosotros nos han quitado la barrera y hemos entendido. Por eso nuestro rostro es como un espejo que refleja la gloria del Señor. Pues el Señor y el Espíritu son uno mismo, y nos van cambiando cada vez más. De ese modo, cada vez nos parecemos más y más al Señor y reflejamos más de su gloria.


Pues Dios, que ordenó: «¡Que la luz brille en la oscuridad!», hizo brillar su luz en nuestra mente para que viéramos con claridad la gloria de Dios que brilla en el rostro de Jesucristo.