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Hechos 10:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Vivía en Cesarea un capitán del ejército romano llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano.

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Biblia Reina Valera 1960

Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

En Cesarea vivía un oficial del ejército romano llamado Cornelio, quien era un capitán del regimiento italiano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Vivía en la ciudad de Cesarea un hombre llamado Cornelio, que era un capitán del batallón Itálico.

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La Biblia Textual 3a Edicion

En Cesarea, cierto varón de nombre Cornelio, centurión de la cohorte llamada la Italiana,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte 'Itálica',

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y había un varón en Cesarea llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana,

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Hechos 10:1
19 Referencias Cruzadas  

Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor de él.


Cuando el capitán romano y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y dijeron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!


Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio (es decir, al pretorio) y reunieron a toda la tropa.


Había allí un capitán del ejército romano cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir.


Entonces los soldados, su comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús. Lo ataron


Así que Judas fue al huerto. Llegó al frente de un grupo de soldados y guardias de los jefes de los sacerdotes y de los fariseos. Llevaban antorchas, lámparas y armas.


Un día después, llegó a Cesarea. Cornelio estaba esperándolo con los parientes y amigos íntimos que había reunido.


Estaban por matarlo cuando se le informó al comandante del batallón romano que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.


Al día siguiente, salimos y llegamos a Cesarea. Nos hospedamos en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete.


Cuando lo estaban sujetando con correas para golpearlo, Pablo le dijo al capitán que estaba allí: ―¿Permite la ley que ustedes golpeen a un ciudadano romano antes de ser juzgado?


Entonces el comandante llamó a dos de sus capitanes y les ordenó: ―Quiero que esta noche, a las nueve, vayan a Cesarea. Alisten un grupo de doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos lanceros.


Cuando la caballería llegó a Cesarea, le entregaron la carta al gobernador y le presentaron también a Pablo.


Tres días después de llegar a la provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén.


Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para saludar a Festo.


Decidieron enviarnos a Italia por barco. Pablo y algunos otros presos fueron entregados a un capitán del ejército romano llamado Julio, que pertenecía al batallón imperial.


Entonces Pablo les dijo al capitán y a los soldados: «Si esos no se quedan en el barco, no podrán salvarse ustedes».


Pero el capitán quería salvarle la vida a Pablo, y les impidió llevar a cabo el plan. Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran al agua para llegar a tierra.


En cuanto a Felipe, apareció en Azoto. Luego se fue predicando la buena noticia en todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.