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Lucas 7:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 Había allí un capitán del ejército romano cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y el siervo de un centurión, a quien este quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 En ese tiempo, un apreciado esclavo de un oficial romano estaba enfermo y a punto de morir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Había allí un capitán que tenía un sirviente muy enfermo al que quería mucho, y que estaba a punto de morir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y el siervo de cierto centurión, a quien éste estimaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Un centurión tenía enfermo y a punto de morir un criado por el que sentía una gran estima.

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Lucas 7:2
24 Referencias Cruzadas  

Cuando el capitán romano y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y dijeron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!


El capitán romano, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: ―¡Verdaderamente este hombre era justo!


Cuando terminó de hablar al pueblo, Jesús entró en Capernaúm.


Como oyó hablar de Jesús, el capitán mandó a unos líderes de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su siervo.


Su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo. Jesús se puso en camino y todos lo apretujaban.


Vivía en Cesarea un capitán del ejército romano llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano.


Después de que se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado que amaba a Dios y era de los que le servían regularmente.


Al oír esto, el capitán fue y avisó al comandante: ―¿Qué va a hacer usted? Resulta que ese hombre es ciudadano romano.


Este llamó entonces a uno de los capitanes y le dijo: ―Lleve a este joven ante el comandante, porque tiene algo que decirle.


Decidieron enviarnos a Italia por barco. Pablo y algunos otros presos fueron entregados a un capitán del ejército romano llamado Julio, que pertenecía al batallón imperial.


Al día siguiente, hicimos una parada en Sidón. El capitán Julio, con mucha amabilidad, le permitió a Pablo visitar a sus hermanos en la fe para que lo atendieran.


Pero el capitán quería salvarle la vida a Pablo, y les impidió llevar a cabo el plan. Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran al agua para llegar a tierra.


Esclavos, obedezcan en todo a sus amos aquí en la tierra. No lo hagan solo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse la admiración de su amo. Háganlo con sinceridad de corazón y por respeto al Señor.


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