Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría; pero, por causa de los elegidos, se acortarán.
Apocalipsis 7:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) «¡No hagan daño ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los servidores de nuestro Dios!». Más versionesBiblia Reina Valera 1960 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente «¡Esperen! No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que hayamos puesto el sello de Dios en la frente de sus siervos». Biblia Católica (Latinoamericana) No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios. La Biblia Textual 3a Edicion diciendo: ¡No dañéis la tierra ni el mar ni los árboles, hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios!° Biblia Serafín de Ausejo 1975 diciendo: 'No dañéis ni a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que no hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes. |
Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría; pero, por causa de los elegidos, se acortarán.
Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán a mis seguidores de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del cielo.
Quien quiera servirme debe seguirme. Donde yo esté, allí también estará mi siervo. Al que me sirva, mi Padre lo honrará.
Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, viven apartados del mal y han ganado la vida eterna.
Además logró que a todos se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente. Todos fueron marcados: grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos.
Nadie podía comprar ni vender, a menos que llevara la marca. Esta marca es el nombre de la bestia o el número de ese nombre.
Luego miré, y vi que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sion. Lo acompañaban ciento cuarenta y cuatro mil personas. Estas personas llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.
Un tercer ángel apareció después de los dos anteriores. Este ángel decía con fuerte voz: «Si alguien adora a la bestia y a su imagen, o se deja poner en la frente o en la mano la marca de la bestia,
pues él juzga con honestidad y justicia. Ha castigado a la gran ciudad idólatra pues hizo que toda la tierra adorara dioses falsos. Él tomó venganza contra ella, pues mató a los servidores de Dios».
Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también a los que habían sido asesinados por hablar acerca de Jesús y anunciar el mensaje de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.
Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: «Vende un kilo de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día; pero no afectes el precio del aceite ni del vino».
Después de esto vi a cuatro ángeles en los cuatro puntos cardinales de la tierra. Estaban allí de pie, deteniendo los cuatro vientos para que estos no se desataran sobre la tierra, el mar y los árboles.
A los cuatro ángeles se les había permitido hacer daño a la tierra y al mar. Entonces vi también a otro ángel que venía del oeste con el sello del Dios vivo, y este les gritó con voz fuerte a los cuatro ángeles:
Se les ordenó que no dañaran la hierba de la tierra, ni ninguna planta ni ningún árbol. Tan solo podían hacer daño a las personas que no llevaran en la frente el sello de Dios.