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Juan 12:26 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

26 Quien quiera servirme debe seguirme. Donde yo esté, allí también estará mi siervo. Al que me sirva, mi Padre lo honrará.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Todo el que quiera servirme debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Y al que me sirve, el Padre le dará un puesto de honor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Si alguno me sirve,° sígame; y donde Yo estoy, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, el° Padre lo honrará.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 El que quiera servirme que me siga; y donde yo esté, allí estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre'.

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Juan 12:26
34 Referencias Cruzadas  

Luego dijo Jesús a sus discípulos: ―Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.


Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”.


Entonces llamó a la gente y a sus discípulos. ―Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.


Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada. Créanme que el señor se ajustará la ropa, hará que los siervos se sienten a la mesa, y él mismo se pondrá a servirles.


»¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo?


Dirigiéndose a todos, declaró: ―Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga.


Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.


Les aseguro que ningún siervo es más que su amo. Y ningún mensajero es más que el que lo envió.


»Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.


Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.


Recuerden lo que les dije: “Ningún siervo es más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán. Si han obedecido mis enseñanzas, también obedecerán las de ustedes.


»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean la gloria que me diste porque me has amado desde antes de la creación del mundo.


Jesús le dijo: ―Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti, qué? Tú sígueme no más.


Los saluda Pablo, servidor de Cristo Jesús, quien me llamó para ser su apóstol. Él me apartó para anunciar la buena noticia de Dios.


Si de esta manera sirven a Cristo, entonces Dios estará contento y la gente hablará bien de ustedes.


Nosotros no hablamos de nosotros mismos, sino de Jesucristo, y lo presentamos como el Señor. Somos tan solo servidores de ustedes porque obedecemos a Jesús.


Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos dejar ya este cuerpo y vivir junto al Señor.


¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación de la gente o la de Dios? ¿Piensan que quiero agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería un servidor de Cristo.


Es difícil elegir entre esas dos cosas. Deseo irme y estar con Cristo, que es muchísimo mejor.


Recuerden que el Señor los recompensará, pues les dará lo que ha prometido a su pueblo. Ustedes sirven a Cristo el Señor.


Les manda saludos Epafras, que es de su iglesia. Este servidor de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes. Él ora pidiendo que ustedes sigan confiando totalmente en Cristo, sin dudar, y puedan obedecer a Dios en todo lo que les pida.


Los saluda Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo. Dirijo esta carta a los que han confiado en Cristo de manera tan preciosa como lo hemos hecho nosotros. Esa confianza nos la ha dado nuestro Dios y Salvador Jesucristo, quien ha demostrado ser justo.


En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir,


Los saluda Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Dirijo esta carta a los que son amados por Dios el Padre, protegidos y llamados por Jesucristo.


Estos no cometieron pecados sexuales con mujeres, sino que se mantuvieron puros. Son los que siguieron al Cordero por dondequiera que iba. De toda la humanidad, ellos fueron los primeros en ser salvados como una ofrenda para Dios y el Cordero.


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