La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias.
Todos cometemos muchas faltas. ¿Quién, entonces, es una persona madura? Solo quien es capaz de dominar su lengua y de dominarse a sí mismo.
Cuando los buenos hablan, lo hacen siempre con sabiduría, y siempre dicen lo que es justo.
Dios juzgará a cada uno de acuerdo con sus palabras: si dijeron cosas buenas se salvarán, pero si dijeron cosas malas serán castigados.»
Y lo mismo pasa con nuestra lengua. Es una de las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque!
Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede echar a perder toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno.
pero no hemos podido controlar nuestra lengua ni evitar decir palabras que dañen. La lengua parece un animal salvaje, que nadie puede dominar y que está lleno de veneno mortal.
El que cuida lo que dice protege su vida; el que solo dice tonterías provoca su propia desgracia.
Las palabras del hombre honrado son una fuente de vida. Al malvado, la violencia lo domina.
4 (5) con esa gente que dice: «Lo que nos sobra es lengua; sabemos hablar muy bien. ¡Nadie podrá dominarnos!»
Con el poder que Dios nos da, anunciamos el mensaje verdadero. Cuando tenemos dificultades, las enfrentamos, y nos defendemos haciendo y diciendo siempre lo que es correcto.
2 (4) Tienes la lengua como navaja; no piensas más que en destruir y en hacerles daño a los demás.
Y lo mismo pasa con nuestra lengua. Es una de las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque!Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede echar a perder toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno.
»Cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir, ni cómo van a decirlo, porque en ese momento Dios les indicará lo que deben decir.
Cuando el sabio habla, a todos les cae bien; cuando el tonto abre la boca, provoca su propia ruina.
Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!
Los que aman el conocimiento siempre buscan aprender más; pero los ignorantes hablan y solo dicen tonterías.
Las palabras que brindan consuelo son la mejor medicina; las palabras dichas con mala intención son causa de mucha tristeza.
Porque, como dice la Biblia: «Los que de todo corazón deseen vivir y ser felices, deben cuidarse de no mentir y de no hablar mal de otros;deben hacer el bien, dejar de hacer el mal y vivir en paz con todos.
Tan ridículo resulta que un tonto pretenda hablar con elegancia, como que un gobernante piense que en su país todos son tontos.
Hijos míos, no debemos limitarnos a decir que amamos, sino que debemos demostrarlo por medio de lo que hacemos.
El que habla sin pensar hiere como un cuchillo, pero el que habla sabiamente sabe sanar la herida.
13 (14) dejen de hablar mal de otros y de andar diciendo mentiras;14 (15) aléjense del mal y hagan lo bueno, y procuren vivir siempre en paz.
Si alguien se cree muy santo y no cuida sus palabras, se engaña a sí mismo y de nada le sirve tanta religiosidad.
No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario.
Lo que ustedes enseñan es tan malo como el veneno de una serpiente. ¡Claro! ¿Cómo van a decir cosas buenas, si ustedes son malos? Porque si alguien es bueno, siempre dice cosas buenas, y si es malo, siempre dice cosas malas.Les aseguro que en el día del juicio final todos tendrán que explicar por qué hablaron para hacerles daño a los demás.Dios juzgará a cada uno de acuerdo con sus palabras: si dijeron cosas buenas se salvarán, pero si dijeron cosas malas serán castigados.»
de conversar con ellos. Hablen siempre de cosas buenas, díganlas de manera agradable, y piensen bien cómo se debe contestar a cada uno.
Mis queridos hermanos, pongan atención a esto que les voy a decir: todos deben estar siempre dispuestos a escuchar a los demás, pero no dispuestos a enojarse y hablar mucho.
Pero ahora tienen que dejar también todo esto: no se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes,
Mis queridos hermanos, pongan atención a esto que les voy a decir: todos deben estar siempre dispuestos a escuchar a los demás, pero no dispuestos a enojarse y hablar mucho.Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades.Porque la gente violenta no puede hacer lo que Dios quiere.
Les aseguro que en el día del juicio final todos tendrán que explicar por qué hablaron para hacerles daño a los demás.Dios juzgará a cada uno de acuerdo con sus palabras: si dijeron cosas buenas se salvarán, pero si dijeron cosas malas serán castigados.»
Más bien, la Biblia dice: «El mensaje de Dios está cerca de ti; está en tu boca y en tu corazón.» Y ese mismo mensaje es el que les traemos: que debemos confiar en Dios.
Pues si creemos de todo corazón, seremos aceptados por Dios; y si con nuestra boca reconocemos que Jesús es el Señor, Dios nos salvará.
La gente buena siempre hace el bien, porque el bien habita en su corazón. La gente mala siempre hace el mal, porque en su corazón está el mal. Las palabras que salen de tu boca muestran lo que hay en tu corazón.»
Porque, como dice la Biblia: «Los que de todo corazón deseen vivir y ser felices, deben cuidarse de no mentir y de no hablar mal de otros;
El fuego se apaga si no se le echa más leña, y el pleito se acaba si no siguen los chismes.¿En qué se parecen la leña y el peleador? En que la leña aviva el fuego, y el peleador aviva el pleito.
El fiel servidor dijo: «Dios me enseñó a consolar a los que están afligidos y cansados. Me despierta todas las mañanas, para que reciba sus enseñanzas como todo buen discípulo.
Lo que los hace impuros delante de Dios no es la comida que entra por su boca. Lo que los hace impuros son los insultos y las malas palabras que dicen.
Fíjate en la gente que no piensa lo que dice: ¡más puedes esperar de un tonto que de esa clase de gente!
Por lo tanto, vivamos en paz unos con otros, y ayudémonos a crecer más en la nueva vida que Cristo nos ha dado.
Hermanos, Dios los llamó a ustedes a ser libres, pero no usen esa libertad como pretexto para hacer lo malo. Al contrario, ayúdense por amor los unos a los otros.
14 (15) ¡Tú eres mi Dios y mi protector! ¡Tú eres quien me defiende! ¡Recibe, pues, con agrado lo que digo y lo que pienso!
Hablar poco es de sabios; la gente inteligente mantiene la calma.Hasta el tonto pasa por sabio si se calla y mantiene la calma.
Porque toda la ley de Dios se resume en un solo mandamiento: «Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.»
3 (4) Sus palabras hieren como espada afilada; sus palabras matan como flechas envenenadas.
Hermanos en Cristo, no debemos tratar de ser todos maestros, pues bien sabemos que Dios juzgará a los maestros más estrictamente que a los demás.De un mismo pozo no puede salir agua dulce y agua amarga o salada.Tampoco da higos un árbol de aceitunas, ni da uvas un árbol de higos.Si alguno de ustedes es sabio y entendido, demuéstrelo haciendo el bien y portándose con humildad.Pero si ustedes lo hacen todo por envidia o por celos, vivirán tristes y amargados; no tendrán nada de qué sentirse orgullosos, y faltarán a la verdad.Porque esa sabiduría no viene de Dios, sino que es de este mundo y del demonio,y produce celos, peleas, problemas y todo tipo de maldad.En cambio, los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo; al contrario, buscan la paz, son obedientes y amables con los demás, se compadecen de los que sufren, y siempre hacen lo bueno; tratan a todos de la misma manera, y son verdaderos cristianos.A los que buscan la paz entre las personas, Dios los premiará dándoles paz y justicia.Todos cometemos muchas faltas. ¿Quién, entonces, es una persona madura? Solo quien es capaz de dominar su lengua y de dominarse a sí mismo.
No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios.
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