Jesús le respondió, diciendo: – No saben que están pidiendo; ¿pueden beber la copa que yo voy a beber? Ellos respondieron: – Podemos.
Mateo 26:42 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Por segunda vez Jesús se retiró a orar, y exclamó: – Padre mío, si no me puedes librar de esta muerte dolorosa, hágase tu voluntad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró: «¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad». Biblia Católica (Latinoamericana) De nuevo se apartó por segunda vez a orar: 'Padre, si esta copa no puede ser apartada de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad. La Biblia Textual 3a Edicion Y yendo de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: ¡Padre mío, si esto° no puede pasar sin que lo beba, hágase tu voluntad! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se alejó por segunda vez y de nuevo estuvo orando: '¡Padre mío: si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. |
Jesús le respondió, diciendo: – No saben que están pidiendo; ¿pueden beber la copa que yo voy a beber? Ellos respondieron: – Podemos.
Caminando un poco más adelante, cayó sobre su rostro y orando intensamente dijo: – Padre mío, tengo mucho miedo de morir, si es posible, líbrame de este momento doloroso; pero no quiero que se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y cuando regresó, otra vez los encontró durmiendo, porque no lograban mantener los ojos abiertos.
Establece tu reino pronto; que tu voluntad resplandezca tanto en el cielo como en la tierra.
y decía: – Papito, todo es posible para ti, por favor no me dejes sufrir, tengo mucho miedo de morir, si es posible, líbrame de este momento de dolor. Pero no quiero que se haga mi voluntad, sino la tuya.
– ¡Padre, si quieres, pasa de mí esta copa, no quiero morir! Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya.
Pues he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda empatizar y compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.