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Gálatas 4:5 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

para que rescatara a los que estábamos bajo la ley, y para que recibiéramos la adopción como sus hijos.

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Biblia Reina Valera 1960

para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

con el fin de rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

para que redimiera a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

para que rescatara a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción filial.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

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Gálatas 4:5
26 Tagairtí Cros  

así como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y entregar su vida para rescatar a muchos.


“Alabado sea el Señor y Dios de Israel, que ha venido a dedicarse para redimir a su pueblo,


A todos los que lo recibieron, a quienes creen y tienen una fe por identidad en su nombre, les dio la autoridad de ser hijos de Dios;


Ustedes deben cuidarse a sí mismos y cuidar al rebaño, ya que el Espíritu Santo les dio la responsabilidad de pastorear la iglesia de Dios, la cual compró con la sangre de su propio Hijo.


de hecho, Cristo es el fin último de la ley para que todo el que cree en Él, sea justificado y salvo.


Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios.


Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al temor, sino el Espíritu que los adopta como hijos y nos permite clamar: “¡Abba! ¡Padre!”.


porque la creación aguarda con anhelo profundo y ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.


no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos el Espíritu como garantía, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos y la redención de nuestro cuerpo.


a mis compatriotas israelitas, quienes son los hijos que Dios adoptó y les mostró su gloria cuando recibieron los pactos que hizo con su pueblo; Dios les dio la ley, les dio una liturgia, es decir, una manera de adorar, y les hizo promesas;


Cristo nos redimió de la maldición de la ley, e inclusive se hizo maldición en favor de nosotros, pues había sido escrito: “Maldito todo aquel que esté colgado en un madero”.


Porque que todos ustedes son hijos de Dios, mediante la fe en Jesucristo;


Algunos de ustedes quieren estar bajo la ley, díganme, ¿ustedes no entienden lo que dice la ley?


Así pues, ya no eres esclavo sino hijo, y por ser hijo, Dios te ha hecho su heredero.


decidió convocarnos para ser adoptados como sus hijos, a través de Jesucristo. Esa era su voluntad, su plan perfecto y sintió mucha alegría en ejecutarlo,


en quien tenemos redención por medio de su sangre y el perdón por nuestros pecados, de acuerdo a la riqueza creativa de su gracia,


y caminen en el amor sacrificial, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo en beneficio de nosotros, como ofrenda y sacrificio para Dios, como un olor agradable.


quien se entregó a sí mismo por nosotros, a fin de redimirnos y limpiarnos de nuestros pecados, y convertirnos en un pueblo santo para Él, un pueblo que practica las buenas obras.


El Hijo refleja perfecta y constantemente la brillante belleza de la gloria, la esencia de lo que Dios es, la evidencia de la realidad sustancial de Dios, y sustenta todas las cosas con su poderosa palabra. Después de haber hecho la purificación de los pecados, tomó su lugar de honor y se sentó a la derecha de la majestad de Dios en los altos cielos.


Cristo entró una sola vez y para siempre al Lugar Santísimo. No ofreció la sangre de cabras ni terneros, sino que, a través de su propia sangre, nos dio una redención eterna.


De manera que Cristo fue mediador de una nueva alianza, para que los llamados reciban las promesas eternas, porque Cristo murió para redimir los pecados que fueron cometidos cuando estaban bajo la primera alianza.


También Cristo, murió por nuestros pecados una vez, un justo dando vida a los injustos, con el propósito de conducir a los inconversos a Dios, habiendo sufrido la muerte en la carne, pero viviendo en el Espíritu.


Y entonan un cántico nuevo delante del trono, en presencia de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie podía aprender aquel canto, excepto los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido comprados y redimidos de entre los seres humanos de la tierra.


Y cantan un nuevo cántico: Digno eres de recibir el libro y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.