Esto ocurrió cuando Asá, rey de Judá, llevaba tres años reinando sobre Judá. Fue así como Basá, después de matar a Nadad, lo sucedió en el trono.
Oseas 7:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Todos son iguales en su inclinación por el mal. Sus reyes llegan y pasan, uno tras otro, pero ninguno es capaz de clamar a mí por ayuda. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Todos ellos arden como un horno, y devoraron a sus jueces; cayeron todos sus reyes; no hay entre ellos quien a mí clame. Biblia Nueva Traducción Viviente Como un horno ardiente, consumen a sus líderes. Matan a sus reyes uno tras otro, y nadie clama a mí en busca de ayuda. Biblia Católica (Latinoamericana) Todos se enardecen como un horno y devoran a sus gobernantes. Así han perecido todos sus reyes sin que ninguno de ellos me pidiera auxilios. La Biblia Textual 3a Edicion Todos arden como un horno, devoran a sus gobernantes, Todos sus reyes van cayendo, pero entre ellos no hay quien clame a mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todos ellos arden como un horno y queman a sus gobernantes; todos sus reyes cayeron; no hay entre ellos quien me invoque. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Todos ellos arden como un horno, y devoraron a sus jueces; cayeron todos sus reyes; no hay entre ellos quien a mí clame. |
Esto ocurrió cuando Asá, rey de Judá, llevaba tres años reinando sobre Judá. Fue así como Basá, después de matar a Nadad, lo sucedió en el trono.
Cuando Zimri vio que la ciudad había sido tomada, entró al palacio y lo incendió, y murió en medio de las llamas.
Pero Omrí venció, y Tibni fue muerto; entonces Omrí reinó sin oposición.
―¡Agárrenlos! —gritó Jehú a sus soldados. Así que los agarraron y los llevaron junto al pozo de Bet Équed, donde los mataron a todos. En total eran cuarenta y dos. ¡Ninguno de ellos quedó con vida!
Cuando llegó la carta, los mataron y pusieron sus cabezas en canastos, para llevárselas a Jehú, que estaba en Jezrel.
Entonces Salún hijo de Jabés conspiró contra él y lo asesinó en Ibleam, y tomó la corona.
pues Menajem hijo de Gadí fue de Tirsá a Samaria y lo mató, y se apoderó del trono.
Entonces Pecaj hijo de Remalías, que era uno de los oficiales del ejército, conspiró contra él con cincuenta hombres de Galaad, y lo asesinaron en el palacio de Samaria. (Argob y Arié también murieron en aquella ocasión). Después de matar al rey, Pecaj se apoderó del trono de Israel.
Entonces Oseas hijo de Elá conspiró contra Pecaj, y lo asesinó. Eso ocurrió en el año veinte del reinado de Jotán en Judá. De esa manera Oseas se apoderó del trono de Israel.
Jehú tomó el arco, disparó con todas sus fuerzas y le clavó la flecha entre los dos hombros. La flecha le partió el corazón, y Jorán cayó muerto en su carro.
―¡Arrójenla por la ventana! —les ordenó Jehú. Ellos la arrojaron por la ventana, y su sangre salpicó la muralla y a los caballos que la pisotearon.
»Pero los impíos cosechan la ira de Dios. Ni siquiera se vuelven a él cuando los castiga.
¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo? Devoran a mi pueblo como pan; y en cuanto a orar, ¡ni pensarlo!
Pero ¡oh pueblo mío, no quieren pedirme auxilio, están hastiados de mí!
Porque desde que el mundo es mundo nadie vio ni oyó jamás de un Dios como el nuestro, que se manifiesta en favor de los que en él confían.
Estamos completamente contaminados e inmundos de pecado. Todas nuestras buenas obras son como inmundos harapos. Como hojas de otoño nos decoloramos, nos marchitamos y caemos. Como viento, nos arrastran nuestros pecados.
Y, sin embargo, nadie invoca tu nombre ni te suplica misericordia. A causa de ello, tú te has apartado de nosotros y nos has abandonado por nuestra maldad.
Pero a pesar de todo este castigo no se arrepentirán ni se volverán a él, al Señor Todopoderoso.
Yo busqué en vano alguien que fuera justo y pudiera interceder a favor de la ciudad, que sirviera como su protector, quien pudiera colocarse en la brecha y defenderte de mis justos ataques, pero no encontré a nadie.
»”Cada maldición escrita contra nosotros en la ley de Moisés se ha cumplido; todos los males que él predijo nos han sobrevenido. Pero no te hemos buscado, Señor y Dios nuestro, ni hemos dejado nuestro mal obrar ni procurado vivir de acuerdo a tus sabias indicaciones.
¿Dónde está tu rey? ¿Por qué no clamas a él para que te ayude? ¿Dónde están todos los jefes del pueblo? Muchas ganas tenías de tenerlos, ahora pues, ¡que ellos te salven!
Yo los abandonaré y volveré a mi hogar, hasta que ellos admitan su culpa y miren hacia mí en busca de ayuda. ¡Sí, en medio de su aflicción me buscarán!».
»El orgullo de Israel lo está destruyendo, no le permite reconocer su desgracia ni le deja acudir al Señor en busca de ayuda.
»Se acuestan en sus camas a gemir por su desgracia, pero no oran a mí con sinceridad. Cuando no tienen trigo ni vino, se hacen heridas en el cuerpo para solicitar ayuda a los ídolos, y no dejan de ser rebeldes.
Israel ha nombrado reyes y príncipes sin consultarme, que no cuentan con mi aprobación. Han usado su oro y su plata para fabricarse ídolos, los que los llevarán a la destrucción.
¡Ay de los que se pasan la noche tramando el mal, y se levantan de madrugada para ejecutar lo que planearon, porque tienen el poder para hacerlo!