Entonces Sedequías hijo de Quenaná, se acercó a Micaías y lo golpeó en el rostro. ―¿Desde cuándo el Espíritu del Señor ha dejado de hablarme a mí, para hablarte a ti?
Mateo 26:67 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entonces le escupieron el rostro, lo golpearon y lo abofetearon. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces comenzaron a escupirle en la cara a Jesús y a darle puñetazos. Algunos le daban bofetadas Biblia Católica (Latinoamericana) Luego comenzaron a escupirle en la cara y a darle bofetadas, mientras otros lo golpeaban La Biblia Textual 3a Edicion Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; otros le dieron bofetadas,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces le escupieron a la cara y le asestaron puñetazos; otros le daban bofetadas Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces le escupieron en su rostro, y le dieron de puñetazos; y otros le abofeteaban, |
Entonces Sedequías hijo de Quenaná, se acercó a Micaías y lo golpeó en el rostro. ―¿Desde cuándo el Espíritu del Señor ha dejado de hablarme a mí, para hablarte a ti?
Entrego mi espalda al látigo y mis mejillas a quienes me mezan la barba. No rehúso la vergüenza. En la cara me escupen.
Pero al verlo, muchos se asombrarán. Sí, las naciones lejanas y sus gobernantes quedarán estupefactos y mudos ante su presencia. Porque verán y entenderán lo que jamás se les había dicho. Verán a mi siervo tan desfigurado que sería difícil tomarlo por ser humano.
Todos lo despreciaron y lo rechazaron. Fue un hombre marcado por el dolor y habituado al más amargo sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo, lo ignorábamos y lo considerábamos como harapo pisoteado en el camino.
lo prendió y ordenó que le dieran una paliza y que lo pusieran en un calabozo, en la cárcel que está en la puerta de la ciudad conocida como de Benjamín, cerca del templo.
Que ponga su mejilla a quienes lo hieren, y que soporte sus insultos,
¡Jerusalén, ciudad guerrera, prepárate para la guerra, refuerza tus murallas pues nos han sitiado y el gobernante de Israel será humillado y maltratado!
Y el Señor le dijo a Moisés: ―Si su padre le hubiera escupido el rostro, ella habría quedado impura durante siete días. Que quede fuera del campamento por siete días, y después podrá regresar.
―A ver, Mesías, ¡profetiza! —se burlaban—. ¿Quién te acaba de golpear?
A veces lo escupían o le quitaban la vara y lo golpeaban con ella en la cabeza.
Pero yo les digo: No paguen mal por mal. Si los abofetean en la mejilla derecha, presenten la otra.
Se burlarán de él, lo escupirán, lo maltratarán a latigazos y lo matarán. Pero al tercer día resucitará.
Entonces algunos comenzaron a escupirlo, le vendaron los ojos, lo golpearon y le gritaban: ―¡Profetiza! Y los guardias también le pegaron en la cara.
Lo golpeaban en la cabeza con una caña y lo escupían, y doblando la rodilla, le hacían reverencias.
Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo: ―¿Así le contestas al sumo sacerdote?
Mientras se acercaban a pegarle en la cara, le gritaban: ―¡Viva el rey de los judíos!
Hemos respondido con suavidad cuando han hablado mal de nosotros. Hasta el momento nos consideran la escoria del mundo, el desecho de todos.
la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le sacará la sandalia del pie y le escupirá en el rostro. Entonces ella dirá: “Esto es lo que le ocurre a un hombre que se niega a dejar descendencia a su hermano”.
Mantengamos fija la mirada en Jesús, pues de él viene nuestra fe y él es quien la perfecciona. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz y no le dio importancia a la vergüenza que eso significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.