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Isaías 53:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Todos lo despreciaron y lo rechazaron. Fue un hombre marcado por el dolor y habituado al más amargo sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo, lo ignorábamos y lo considerábamos como harapo pisoteado en el camino.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Despreciado por los hombres y marginado, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, no contaba para nada y no hemos hecho caso de él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Despreciado y desechado entre los hombres, Varón de dolores, experimentado en quebranto, Escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y lo tuvimos por nada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores, familiarizado con la dolencia, como aquél ante quien se tapa el rostro, despreciado, de modo que no le hicimos caso.

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Isaías 53:3
38 Tagairtí Cros  

Pero a mí, oh Dios, rescátame con tu salvación de mi pobreza y dolor.


Me han contado entre los muertos como si fuera uno de ellos; como un hombre fuerte al que ya no le queda más fuerza.


El Señor, el Redentor y Santo de Israel dice a aquel que es despreciado, rechazado de la humanidad y que yace bajo la planta de los gobernantes del mundo: Los reyes se mantendrán reverentes cuando tú pases, los príncipes te harán profunda reverencia porque el Señor te ha elegido y cumplirá lo que promete.


Entrego mi espalda al látigo y mis mejillas a quienes me mezan la barba. No rehúso la vergüenza. En la cara me escupen.


Pero al verlo, muchos se asombrarán. Sí, las naciones lejanas y sus gobernantes quedarán estupefactos y mudos ante su presencia. Porque verán y entenderán lo que jamás se les había dicho. Verán a mi siervo tan desfigurado que sería difícil tomarlo por ser humano.


Sin embargo, fue Dios mismo el que decidió humillarlo y hacerlo sufrir hasta la agonía. Pero el siervo ofreció su vida en sacrificio por nuestros pecados. Por eso, tendrá una larga vida y llegará a ver sus descendientes. Todos los planes de Dios se harán realidad por medio de sus manos.


Y sin embargo, el sufrimiento que él padeció es el que a nosotros nos correspondía, nuestras penas eran las que lo agobiaron. Y nosotros pensábamos que sus tribulaciones eran castigo de Dios por sus propios pecados,


¡Jerusalén, ciudad guerrera, prepárate para la guerra, refuerza tus murallas pues nos han sitiado y el gobernante de Israel será humillado y maltratado!


Me deshice de tres pastores malvados en un solo mes. Realmente no podía soportar su ineficacia, además de que ellos me odiaban.


Entonces le escupieron el rostro, lo golpearon y lo abofetearon.


y le dijeron: ―Señor, aquel impostor dijo una vez que al tercer día resucitaría.


―Miren, cuando lleguemos, el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y maestros de la ley, y ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros.


Se burlarán de él, lo escupirán, lo maltratarán a latigazos y lo matarán. Pero al tercer día resucitará.


Les dijo: «Tengo tanta angustia que siento que me muero. Quédense aquí y vigilen».


Lo golpeaban en la cabeza con una caña y lo escupían, y doblando la rodilla, le hacían reverencias.


―Es cierto —les respondió Jesús—. Elías vendrá primero a restaurar todas las cosas; pero lo cierto es que ya vino y la gente lo maltrató, tal como está escrito de él. Y lo mismo está escrito acerca del Hijo del hombre, que sufrirá mucho y que será rechazado.


Los fariseos oían todas estas cosas y se burlaban de Jesús porque a ellos les gustaba mucho el dinero.


Cuando Jesús estaba cerca de Jerusalén y vio la ciudad, lloró por ella.


La gente empezó a burlarse de él, porque sabían que estaba muerta.


―El Hijo del hombre va a sufrir mucho y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará.


Los judíos respondieron: ―Tenemos razón al decir que eres samaritano, y que estás endemoniado.


»Pronto Israel estuvo saciado, engordó y dio coces; entonces, en la abundancia se olvidaron de su Dios y despreciaron a la Roca de su salvación.


Nuestro sumo sacerdote entiende nuestras debilidades, porque él mismo experimentó nuestras tentaciones, si bien es cierto que nunca cometió pecado.


Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.


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