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Hebreos 12:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Mantengamos fija la mirada en Jesús, pues de él viene nuestra fe y él es quien la perfecciona. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz y no le dio importancia a la vergüenza que eso significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que esta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Levantemos la mirada hacia Jesús, que dirige esta competición de la fe y la lleva a su término. El escogió la cruz en vez de la felicidad que se le ofrecía; no tuvo miedo a la humillación, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe; el cual, por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz, y despreciando el oprobio, se ha sentado a la diestra del trono de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 fija nuestra mirada en el jefe iniciador y consumador de la fe: Jesús. El cual, a la vista de la dicha que se le presentaba, soportó la cruz, sin tomar en cuenta la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.

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Hebreos 12:2
78 Tagairtí Cros  

Así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que humille a tus enemigos poniéndolos por estrado de tus pies.


El Señor cumplirá sus planes para mi vida. Porque tu gran amor, Señor; es para siempre. No me abandones, pues tú me hiciste.


¡Ay de quienes corren a Egipto en busca de ayuda y confían en su poderosa caballería y sus carros, en vez de poner la mirada en el Santo de Israel y consultarlo a él!


Alce a mí los ojos el mundo entero en busca de salvación, porque yo soy Dios, y no hay otro.


Todos lo despreciaron y lo rechazaron. Fue un hombre marcado por el dolor y habituado al más amargo sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo, lo ignorábamos y lo considerábamos como harapo pisoteado en el camino.


Aunque el Señor esté ahora oculto, voy a esperar a que nos ayude. En él reposa mi única esperanza.


Pero yo he puesto toda mi confianza en el Señor; yo confío en que Dios me salvará de cualquier peligro, y estoy seguro que siempre escucha mis ruegos.


Entonces llenaré las vidas de los habitantes de Jerusalén de espíritu de gracia y oración, y ellos pondrán su atención en mí, a quien traspasaron, y se lamentarán de su antiguo error como se llora la muerte de un primogénito, habrá luto como si se les hubiera muerto el hijo mayor.


Moisés hizo la serpiente de bronce y todo el que era mordido y miraba a la serpiente de bronce se salvaba.


Desde entonces empezó a explicarles claramente que era imprescindible que fuera a Jerusalén, que allí sufriría mucho en manos de los dirigentes judíos; y que, aunque al fin lo matarían, a los tres días resucitaría.


Recuerden que yo, el Hijo del hombre, no vine para que me sirvan, sino para servir y dar mi vida en rescate de muchos.


Al orar, decía: «Abba, Padre, para ti todo es posible. No me hagas beber este trago amargo; pero no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres».


Con esto se cumplieron las Escrituras que dicen: «Contado fue entre malvados».


Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.


―Es cierto —les respondió Jesús—. Elías vendrá primero a restaurar todas las cosas; pero lo cierto es que ya vino y la gente lo maltrató, tal como está escrito de él. Y lo mismo está escrito acerca del Hijo del hombre, que sufrirá mucho y que será rechazado.


Al instante el padre exclamó: ―Creo; pero ayúdame a no dudar.


Luego los apóstoles le dijeron al Señor: ―¡Haz que nuestra fe aumente!


Entonces Herodes y sus soldados lo trataron con desprecio y, para burlarse de él, le pusieron un manto lujoso. Después lo mandaron de vuelta a Pilato.


¿Acaso no saben que el Cristo tenía que sufrir estas cosas antes de entrar en su gloria?


Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


Es verdad que si un grano de trigo cae en tierra y no muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto.


Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.


Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas, y que él había venido de Dios y a Dios iba a regresar,


porque mi Padre quiere que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.


Abraham, el padre de ustedes, se llenó de alegría al pensar que vería mi día; lo vio y se alegró.


»Por lo tanto, pueblo de Israel, sepan bien que Dios ha hecho Señor y Mesías a Jesús, el que ustedes crucificaron».


y mataron al autor de la vida. Pero Dios le devolvió la vida; de ello nosotros somos testigos.


Luego, con su gran poder, lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que el pueblo de Israel se vuelva a Dios y alcance el perdón de sus pecados.


Al salir del concilio, los discípulos iban gozosos de haber sido tenidos por dignos de sufrir ultrajes por la causa del Nombre.


Sé bien que, para los perdidos, el mensaje de la cruz es una locura, pero para los salvos, esto es, para nosotros, es poder de Dios,


Por eso, cuando les predicamos a Cristo crucificado, los judíos se escandalizan y los griegos dicen que es una locura.


Y a todos nosotros, partes del mismo cuerpo, nos reconcilió con Dios mediante la cruz. ¡Allí en la cruz murió la enemistad!


Y vivan amando a los demás, siguiendo el ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros en sacrificio, como ofrenda de perfume agradable a Dios.


El que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo regrese. De esto estoy seguro.


En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo y de allí esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo.


Por lo demás, me espera la corona de justicia que el Señor, juez justo, me dará en aquel gran día. Y no sólo a mí, sino a todos los que con amor esperan su venida.


¿Acaso Dios le dijo jamás a un ángel: «Siéntate a mi derecha, hasta que coloque a tus enemigos bajo tus pies»?


Él es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de su ser y el que sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de haber realizado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de Dios en el cielo.


Porque con un solo sacrificio hizo perfectos para siempre a los que está santificando.


Hubo ocasiones en que los persiguieron e insultaron delante de la gente; y en otras se unieron a los que eran tratados de igual manera.


Otros sufrieron burlas y azotes, y hasta los encadenaron y encarcelaron.


Por eso, piensen en el ejemplo que él nos dejó, pues siguió adelante a pesar de tanta oposición por parte de los pecadores. Por tanto, no se cansen ni pierdan el ánimo,


Por eso, salgamos a encontrarnos con él fuera del campamento, compartamos la deshonra que él sufrió,


Y habiendo sido perfeccionado de esa manera, llegó a ser el autor de la salvación eterna de todos los que lo obedecen.


pues no perfeccionó nada. En cambio, ahora tenemos una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.


Lo más importante de lo que estamos diciendo es que tenemos un sumo sacerdote que se sentó a la derecha del trono de Dios en el cielo


así Cristo fue ofrecido una sola vez en sacrificio para quitar los pecados de muchos. Y aparecerá por segunda vez, pero no para cargar con el pecado, sino para salvar a quienes lo esperan.


Hermanos míos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo no deben favorecer más a unas personas que a otras.


Querían descubrir a qué tiempo y a qué circunstancias se refería el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, cuando de antemano les hizo saber lo que Cristo sufriría y la gloria que vendría después de esos sufrimientos.


Porque Cristo murió por los pecados una vez y para siempre, el justo por los injustos, para llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


que subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios. A él, a Jesucristo, están sometidos los ángeles y todos los seres espirituales que tienen autoridad y poder.


entréguense al amor de Dios y esperen el día cuando nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, nos dará la vida eterna.


me dijo: «Escribe en un libro todo lo que veas, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».


Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero puso la mano derecha sobre mí y me dijo: «¡No temas! Soy el primero y el último,


«Yo soy la A y la Z, —dice el Señor Dios—, el que es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso».


»Escríbele esto al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el último, el que estuvo muerto y resucitó, te manda este mensaje:


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