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Génesis 47:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Jacob le respondió: ―He vivido ciento treinta años que han sido largos y difíciles, pero no se pueden comparar con la edad de mis antepasados.

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Biblia Reina Valera 1960

Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Jacob respondió: —He andado por este mundo ya ciento treinta arduos años; pero mi vida ha sido corta en comparación con la de mis antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Jacob respondió: 'Los años de mi peregrinación son ciento treinta. Pocos y malos han sido los días de mi vida, y no han llegado a igualar los años de vida de mis padres durante su peregrinación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mis peregrinaciones son ciento treinta años. Pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de sus peregrinaciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Contestó Jacob al Faraón: 'Ciento treinta han sido los años de mis andanzas. Pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han alcanzado los años de la vida de las andanzas de mis padres'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.

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Génesis 47:9
29 Tagairtí Cros  

Después de que Arfaxad nació, Sem vivió quinientos años más, y tuvo más hijos e hijas.


Isaac murió poco después a la avanzada edad de ciento ochenta años, y sus hijos Esaú y Jacob lo sepultaron.


Jacob vivió diecisiete años en Egipto, y en total, vivió ciento cuarenta y siete años.


―¿Qué edad tienes? —le preguntó el faraón.


José, pues, murió a la edad de ciento diez años. Fue embalsamado, y su cuerpo fue puesto en un ataúd en Egipto.


Porque estamos aquí sólo por un momento, somos extranjeros en la tierra, como lo fueron nuestros antepasados; nuestros días sobre la tierra son como una sombra, sin ninguna esperanza.


»¡Cuán frágil es el hombre! ¡Cuán pocos sus días y cuán atribulados!


En esta tierra soy un extranjero; necesito que tus mandamientos me guíen, no los escondas de mí.


porque estas leyes tuyas han sido la canción de mi vida en todos estos años de mi peregrinaje.


»¡Escucha mi plegaria, Señor; escucha mi clamor! No te quedes indiferente a mis lágrimas, porque soy huésped tuyo, soy viajero que pasa por la tierra, como lo fueron todos mis antepasados.


»¡Dame respiro, Señor! Deja que me restablezca y sonría otra vez antes que muera».


Muy breve es mi vida. Toda entera no es más que un momento para ti. ¡La existencia humana es como un soplo!


Con ellos establecí un pacto solemne en el que les prometí que les daría a ellos y a sus descendientes la tierra de Canaán, que era el lugar donde vivían como extranjeros.


Cuando se presentaron ante el faraón, Moisés tenía ochenta años y Aarón, ochenta y tres.


Por eso vivimos confiados y sabemos que cada momento que pasamos en este cuerpo terrenal lo pasamos lejos del Señor.


Moisés tenía ciento veinte años cuando murió; sin embargo, su vista era perfecta, y era tan fuerte como un hombre joven.


pues en este mundo no tenemos una ciudad que dure para siempre, sino que buscamos la ciudad que está por venir.


¡Pero si ni siquiera saben lo que sucederá mañana! La vida de ustedes es como la niebla que aparece por un momento y luego desaparece.


Poco después de esto murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.


Queridos hermanos, les pido, como si ustedes fueran extranjeros y estuvieran de paso por este mundo, que se mantengan lejos de los malos deseos que luchan contra la vida.