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Éxodo 20:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

No te inclinarás delante de ninguna imagen ni la adorarás, porque yo, el Señor tu Dios, soy muy celoso, y no compartiré con otros dioses la honra que me pertenece. Cuando castigo a alguien por sus pecados, el castigo alcanza a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos.

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Biblia Reina Valera 1960

No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me quisieron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

No te postrarás ante ellos ni los servirás,° porque Yo soy YHVH tu Dios, Dios Celoso,° que visita la iniquidad de padres sobre hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que lo aborrecen,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo, Jehová tu Dios, soy Dios celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

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Éxodo 20:5
65 Tagairtí Cros  

Durante el reinado de David hubo hambre por tres años consecutivos. Entonces David habló con el Señor acerca de esta situación, y el Señor le dijo: «El hambre ha venido por causa de que Saúl y su familia asesinaron a los gabaonitas».


Él contestó: ―Siento un ardiente amor por ti, Dios Todopoderoso; me duele ver cómo el pueblo de Israel ha quebrantado el pacto contigo, ha derribado tus altares, ha dado muerte a tus profetas. ¡Sólo yo he quedado, y ahora están tratando de matarme a mí también!


«¿Ves cómo se ha humillado Acab delante de mí? Por cuanto él ha hecho esto, no haré lo que anuncié durante su vida. Pero enviaré la desgracia a su familia durante el reinado de su hijo».


El Señor había hecho un pacto con los israelitas, que tenía las siguientes condiciones: «No adoren a dioses paganos, ni se inclinen delante de ellos; no los alaben ni ofrezcan sacrificios. Adórenme solo a mí, que soy el Señor, que los saqué de la tierra de Egipto con demostraciones grandiosas de poder.


Adoraban al Señor, pero al mismo tiempo adoraban a sus ídolos. Y hasta ahora sus descendientes hacen lo mismo.


Pero, a pesar de todo esto, el Señor no desistió de castigar a Judá, pues nada pudo apagar su ira, causada por la maldad del rey Manasés.


Claro que cuando mi amo, el rey, entre en el santuario del dios Rimón y se apoye sobre mi brazo, el Señor habrá de perdonarme que yo me incline también.


Por cuanto has hecho esto, la lepra de Naamán se te pasará a ti, a tus hijos, y a los hijos de tus hijos para siempre. Tan pronto dejó a Eliseo, la piel de Guiezi se volvió completamente blanca, debido a la lepra.


Cuando el rey Amasías regresó de derrotar a los edomitas, trajo consigo ídolos de los pueblos de Seír, y los aceptó como dioses, de modo que los adoró y les ofreció incienso.


»Pero si no me siguen, si rechazan las leyes que les he dado, y adoran ídolos,


“Bueno”, dirán ustedes, “por lo menos a sus hijos los castiga Dios”. ¡Pero yo digo que Dios debe castigar al que peca y no a los hijos de este! Que sienta el castigo en su propia carne.


Sus hijos son estafados, y nadie los defiende.


Castiga los pecados de su padre. No olvides el pecado de su madre.


Lo hicieron enojar construyendo altares a otros dioses; con sus ídolos despertaron sus celos.


¡No nos condenes por nuestros antiguos pecados! Que tus tiernas misericordias satisfagan las necesidades nuestras, pues hemos sido abatidos hasta el polvo.


Los que odian al Señor se humillarían ante él, su desolación sería eterna.


»No adorarán dioses de otras naciones ni les ofrecerán sacrificios; no deben imitar el ejemplo de esos pueblos paganos. Deben vencerlos completamente y destrozar todos sus ídolos vergonzosos.


No deben adorar otros dioses sino solamente a mí, porque yo, el Señor, soy un Dios celoso, que exige lealtad absoluta y devoción exclusiva.


Pero el que me rechaza, se hace daño a sí mismo; el que me aborrece ama la muerte.


Y después de cuidarlo, emplea parte de la madera para hacer un fuego que lo caliente y para cocinar su pan, y después —realmente es así— toma el resto de la madera y se hace un dios, un dios para que los hombres lo adoren. Un ídolo, ¡un ídolo ante el cual postrarse y al cual alabar!


El hombre aquel no se detiene a pensar o a preguntarse: «¿No es acaso sólo un trozo de madera? Lo usé como leña para calentarme, cocinar mi pan y asar mi carne, ¿cómo ha de ser un dios el pedazo sobrante? ¿He de postrarme ante un trozo de madera?».


Por eso sigo en mi pleito contra ustedes, el cual continuaré incluso contra sus descendientes en los años venideros.


Eres amoroso y bondadoso para con millares de personas y sin embargo, los hijos y las hijas sufren las consecuencias de las faltas cometidas por sus padres. Tú eres el grande y poderoso Dios, el Señor de los ejércitos.


»“¡Cómo!”, me preguntas, “¿el hijo no paga por las maldades de su padre?”. ¡No! Pues si el hijo hace lo que es justo y vive de acuerdo con mis instrucciones, seguramente seguirá viviendo.


«¿Por qué emplea la gente este proverbio acerca de la tierra de Israel: “Los padres han comido uvas agrias y los hijos sienten el efecto en sus dientes?”.


»Luego yo les dije: “Eliminen todos los ídolos a los que ahí se les rinde homenaje, no se contaminen tampoco con los ídolos de Egipto, pues yo soy el Señor Dios de ustedes”.


»Pero ahora el Señor Dios dice: Yo terminaré el cautiverio de mi pueblo y tendré misericordia de ellos y restauraré sus fortunas, ¡pues yo estoy preocupado acerca de mi reputación!


Tendió lo que parecía una mano y me tomó por el pelo. Y el Espíritu me alzó hacia el cielo y pareció transportarme a Jerusalén, a la entrada de la puerta norte de la ciudad, donde se encontraba el ídolo que tanto había provocado la cólera del Señor.


El Señor le permitió que venciera sobre Joacim, el rey de Judá. Al volver a Babilonia, se llevó algunas de las copas sagradas del templo de Dios, y las colocó en la casa del tesoro de sus dioses, en la región de Sinar.


Y aunque no lo hiciera, Su Majestad debe entender que nunca honraremos a sus dioses ni rendiremos homenaje a su estatua.


yo mismo me pondré en contra de aquel hombre y de su familia, y los eliminaré de mi pueblo, junto con todos los demás que se vuelvan a dioses ajenos.


»No tendrán ídolos. No adorarán imágenes talladas, ni estatuas ni piedras esculpidas, porque yo soy el Señor su Dios.


El Señor es celoso con todos los que ama y por eso castiga a los que les causan daño y destruye a sus enemigos con furor.


misericordia y gran paciencia perdonando nuestros pecados. Perdónanos aun cuando dijiste que no dejarías pecado sin castigo, y que castigas las faltas del padre en los hijos hasta la tercera y cuarta generación.


Hasta que no muera el último de ustedes en el desierto, sus hijos vagarán por él como nómadas durante cuarenta años. De esta manera ustedes pagarán por su falta de fe.


«Finés (hijo de Eleazar el sacerdote y nieto de Aarón el sacerdote) ha aplacado mi ira, porque sintió el mismo ardor que yo respecto de mi honra. Por esto no destruiré a Israel.


―Todo esto te lo daré si de rodillas me adoras —le dijo.


»No se les olvide que si el mundo los odia, a mí me odió antes que a ustedes.


A ustedes el mundo no los odia, pero a mí sí me odia, porque yo les muestro que sus obras son malas.


Y sus discípulos le preguntaron: ―Maestro, ¿este hombre nació ciego por culpa de su pecado o por el pecado de sus padres?


Hablan mal de los demás con mentiras; son enemigos de Dios, insolentes, engreídos, vanidosos; inventan nuevas formas de pecar y continuamente desobedecen a sus padres.


porque la naturaleza pecaminosa siempre se rebela contra Dios, nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla.


¿Qué, pues? ¿Nos arriesgaremos a poner celoso al Señor? ¿Somos más fuertes que él?


Me han dado celos con sus ídolos, los cuales no son dioses. Ahora yo haré que sientan celos dando mi amor a las insensatas naciones gentiles que lo rodean.


que sacaré filo al rayo de mi espada, y derramaré mi castigo sobre mis enemigos.


Él es fuego devorador, Dios celoso.


No te inclinarás delante de imagen alguna para adorarla de ninguna forma, porque yo, el Señor tu Dios; soy un Dios celoso. Yo castigo la maldad que haga un jefe de clan, incluyendo la tercera y cuarta generación de los que me odian; pero muestro misericordia a muchas generaciones de los que me aman y obedecen mis mandamientos.


porque el Señor tu Dios, que permanece contigo, es un Dios celoso, y su ira puede encenderse en contra tuya y borrarte de la faz de la tierra.


Pero los que lo odian, él mismo los castigará y destruirá.


¡Oh gente adúltera! ¿No saben que al ser amigos del mundo son enemigos de Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.


Para que no se les ocurra mezclarse con los pueblos (paganos) que aún viven en esta tierra. Ni siquiera mencionen el nombre de sus dioses, ni juren por ellos, ni los adoren.


Josué respondió al pueblo: ―No podrán adorar al Señor su Dios, porque él es santo y celoso y no perdonará sus rebeliones y pecados.


Pero cuando el juez moría, el pueblo volvía a hacer lo malo y lo hacía aún peor que sus antepasados. Adoraban nuevamente a otros dioses. Obstinadamente regresaban a las costumbres perversas de las naciones que los rodeaban.