Números 14:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008
18 misericordia y gran paciencia perdonando nuestros pecados. Perdónanos aun cuando dijiste que no dejarías pecado sin castigo, y que castigas las faltas del padre en los hijos hasta la tercera y cuarta generación.
18 Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.
18 “El Señor es lento para enojarse y está lleno de amor inagotable y perdona toda clase de pecado y rebelión; pero no absuelve al culpable. Él extiende los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia se ve afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación”.
18 Yavé es paciente y rico en misericordia. Soportas la falta y el pecado, pero no dejas pasar la falta, porque el pecado de los padres lo castigas en los hijos, en los nietos y en los bisnietos.
18 YHVH, lento para la ira y grande en misericordia, que carga con la iniquidad y la transgresión, pero de ningún modo tiene por inocente al culpable° y visita la iniquidad de los padres sobre los hijos, sobre terceros y cuartos.°
18 'Yahveh es tardo a la ira y rico en misericordia; soporta la falta y la transgresión, aunque no la deja impune, sino que castiga la falta de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación'.
Se negaron a obedecerte y, olvidando los milagros que hiciste con ellos, se rebelaron y eligieron un caudillo que los llevara de regreso a la esclavitud de Egipto. Pero tú nunca los abandonaste, porque eres un Dios que siempre está dispuesto a perdonar, pues eres un Dios compasivo y bueno. Eres un Dios lleno de amor y que no se enoja fácilmente.
“Bueno”, dirán ustedes, “por lo menos a sus hijos los castiga Dios”. ¡Pero yo digo que Dios debe castigar al que peca y no a los hijos de este! Que sienta el castigo en su propia carne.
No te inclinarás delante de ninguna imagen ni la adorarás, porque yo, el Señor tu Dios, soy muy celoso, y no compartiré con otros dioses la honra que me pertenece. Cuando castigo a alguien por sus pecados, el castigo alcanza a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos.
En vez de llevar mi rebaño a lugar seguro, lo han abandonado y lo han arriado hacia la destrucción. Ahora sobre ustedes descargaré mi gran cólera por el mal que les han causado. Voy a pasar revista de nuevo a sus malas obras para darles el castigo que se merecen.
Eres amoroso y bondadoso para con millares de personas y sin embargo, los hijos y las hijas sufren las consecuencias de las faltas cometidas por sus padres. Tú eres el grande y poderoso Dios, el Señor de los ejércitos.
Nuestros antepasados obraron muy mal, pero murieron antes de que pudieran recibir su propio castigo. ¡Ahora a nosotros nos tocó el castigo que ellos merecían!
Se quejó de ello ante el Señor: ―Señor, esto es exactamente lo que pensé que harías, cuando todavía estaba en mi tierra y me dijiste que viniera a Nínive. Por esta razón hui a Tarsis. Yo sabía que eres un Dios compasivo, misericordioso, que te cuesta mucho enojarte y que eres lleno de bondad. Yo sabía que con facilidad dejarías la idea de destruir a este pueblo.
¿Dónde hay otro Dios como tú, que perdona los pecados de los que aún quedan de su pueblo? Pues tú no retienes para siempre el enojo contra tu pueblo, porque amas la misericordia y el perdón más que la cólera y el castigo.
De la misma manera como el pecado se enseñoreó de la humanidad y la condujo a la muerte, así también la gracia de Dios reina, nos hace justos y nos da vida eterna a través de Jesucristo nuestro Señor.
No te inclinarás delante de imagen alguna para adorarla de ninguna forma, porque yo, el Señor tu Dios; soy un Dios celoso. Yo castigo la maldad que haga un jefe de clan, incluyendo la tercera y cuarta generación de los que me odian; pero muestro misericordia a muchas generaciones de los que me aman y obedecen mis mandamientos.
»Entiende, pues, que el Señor tu Dios es el único Dios fiel, que por mil generaciones es fiel a su alianza y muestra su lealtad a los que le aman y obedecen sus mandamientos.