«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido hoy lo que prometió a mi padre David.
1 Pedro 1:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¡Alabemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!, porque su misericordia es grande y nos ha hecho nacer de nuevo por medio de la resurrección de Jesucristo. Esto fue así para que tengamos una esperanza viva Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, Biblia Nueva Traducción Viviente Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación Biblia Católica (Latinoamericana) Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, por su gran misericordia. Al resucitar a Cristo Jesús de entre los muertos, nos dio una vida nueva y una esperanza viva. La Biblia Textual 3a Edicion Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por medio de la resurrección de Jesús el Mesías de entre los muertos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Bendito Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos reengendró a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos; |
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido hoy lo que prometió a mi padre David.
Entonces David se dirigió a todo el pueblo y le dijo: «¡Alaben al Señor su Dios!». Ellos lo hicieron así, inclinándose a tierra delante del Señor y del rey.
¡Bendigan al Señor, al Dios de Israel, cuya existencia data de un eterno pasado, y se extiende a un eterno porvenir! ¡Así sea! ¡Amén!
pero tú, Señor, eres misericordioso y bueno, Dios, lento para enojarte, y lleno de gran amor y verdad.
¡Oh Señor, qué bueno y perdonador eres; qué gran amor tienes por todos los que te piden ayuda!
Pero esta seguridad tenemos: ¡Los que pertenecen a Dios volverán a vivir! ¡Sus cuerpos volverán a levantarse! ¡Los que moran en el polvo despertarán y cantarán de gozo! ¡Porque la luz del Dios de la vida se derramará como rocío sobre ellos!
Se quejó de ello ante el Señor: ―Señor, esto es exactamente lo que pensé que harías, cuando todavía estaba en mi tierra y me dijiste que viniera a Nínive. Por esta razón hui a Tarsis. Yo sabía que eres un Dios compasivo, misericordioso, que te cuesta mucho enojarte y que eres lleno de bondad. Yo sabía que con facilidad dejarías la idea de destruir a este pueblo.
Los hijos de Dios no nacen de la sangre, ni por deseos naturales o por voluntad humana, sino que nacen de Dios.
Regocíjense en la esperanza, tengan paciencia si sufren y nunca dejen de orar.
Hermanos míos, mi deseo es que el Dios que les concedió esperanza los inunde siempre de felicidad y paz al creer en él. Y le pido a Dios que los haga rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Él murió por nuestros pecados y resucitó para poder presentarnos justos ante Dios.
Pues si cuando éramos enemigos nos reconcilió con él mismo por la muerte de su Hijo, ¡cómo no ha de salvarnos ahora por su vida!
Y si el Espíritu de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, él mismo les dará vida a sus cuerpos mortales.
Esa es la esperanza por la cual fuimos salvos. Esperar lo que se puede ver no es esperanza. Si uno ya tiene lo que espera, no tiene que esperarlo más.
Tres virtudes hay que ahora permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
¡Pero Cristo sí resucitó! Y al resucitar se convirtió en el primero de los que resucitarán un día.
¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación!
Que la misericordia y la paz de Dios reposen sobre los que viven de acuerdo con esta norma y sobre el Israel de Dios.
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo.
Gracias a que él derramó su sangre, tenemos el perdón de nuestros pecados. Así de abundante es su gracia.
A Dios sea la gloria, pues por su poder eficaz que actúa en nosotros, él puede hacer muchísimo más de lo que nos podemos imaginar o pedir.
Pero para esto tienen que creer firmemente y no abandonar la esperanza que tienen gracias a las buenas noticias. Estas son las buenas noticias que un día escucharon y que ahora mismo están siendo proclamadas en el mundo entero. Y yo, Pablo, trabajo anunciándolas.
A ellos, Dios les dio a conocer la riqueza y la gloria de su plan que, por cierto, beneficia a los gentiles. Y este es el misterio: Cristo está entre ustedes y es su esperanza de gloria.
Cuando oramos a nuestro Dios y Padre, los recordamos constantemente a causa de la fe que tienen y demuestran con hechos, del amor que los empuja al trabajo, y de la esperanza en nuestro Señor Jesucristo que los mantiene firmes.
Hermanos, no queremos que ignoren lo que pasa con los que mueren, para que no se pongan tristes como esos otros que no tienen esperanza.
Que el Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y nos dio un consuelo eterno y una esperanza que no merecemos,
¡Qué bondadoso fue conmigo el Señor al enseñarme a confiar en él y a estar lleno del amor de Cristo Jesús!
con la mirada puesta en el día en que se cumpla la bendita promesa de su venida y se manifieste la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
En cambio, Cristo es fiel como Hijo sobre la casa de Dios. Y nosotros somos la casa de Dios si mantenemos hasta el fin nuestra entereza y la esperanza que nos hace sentir orgullosos.
Él quiso darnos vida por medio de la palabra de verdad, para que fuéramos los primeros frutos de su creación.
Por eso, estén listos para actuar con inteligencia y tengan dominio propio. Pongan su esperanza completamente en lo que se les dará cuando Jesucristo regrese.
Por medio de Cristo, ustedes creen en Dios, que lo resucitó y lo llenó de gloria, para que ustedes pongan su fe y esperanza en Dios.
pues ustedes han nacido de nuevo, no de padres mortales, sino de la palabra de Dios que vive y permanece.
Como niños recién nacidos busquen con ansias la leche pura de la palabra. Así, por medio de ella crecerán en su salvación,
Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre listos para responder a todo el que les pida explicaciones sobre la esperanza que ustedes tienen.
Y esa agua representa el bautismo que ahora a ustedes también los salva. El bautismo no es para limpiar nuestro cuerpo, sino para comprometernos con Dios a tener una buena conciencia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo,
Ese era el adorno de las mujeres santas en el pasado, las que confiaban en Dios y obedecían a sus esposos.
Si saben que Jesús es justo, deben también saber que todo el que practica la justicia es hijo de Dios.
El que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la vida de Dios está en él; no puede vivir entregado al pecado porque ha nacido de Dios.
Amados, pongamos en práctica el amor mutuo, porque el amor es de Dios. Todo el que ama y es bondadoso da prueba de ser hijo de Dios y de conocerlo bien.
Si creen ustedes que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y el Salvador, ustedes son hijos de Dios. Y el que ama al padre ama también a los hijos.
Nadie que forme parte de la familia de Dios peca de manera habitual, porque Cristo, el Hijo de Dios, lo tiene bien agarrado y el diablo no puede echarle mano.
porque el que es hijo de Dios puede vencer el pecado y las inclinaciones al mal, confiando en la ayuda que Cristo puede ofrecerle.