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Efesios 2:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto

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Biblia Reina Valera 1960

4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Pero Dios es rico en misericordia: ¡con qué amor tan inmenso nos amó!

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Dios, sin embargo, rico como es en misericordia, por el mucho amor con que nos amó,

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Efesios 2:4
34 Tagairtí Cros  

Se negaron a obedecerte y, olvidando los milagros que hiciste con ellos, se rebelaron y eligieron un caudillo que los llevara de regreso a la esclavitud de Egipto. Pero tú nunca los abandonaste, porque eres un Dios que siempre está dispuesto a perdonar, pues eres un Dios compasivo y bueno. Eres un Dios lleno de amor y que no se enoja fácilmente.


El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y lleno de amor.


Ten compasión de mí, Dios, conforme a tu gran amor. Conforme a tu piedad, borra mis pecados.


pero tú, Señor, eres misericordioso y bueno, Dios, lento para enojarte, y lleno de gran amor y verdad.


¡Oh Señor, qué bueno y perdonador eres; qué gran amor tienes por todos los que te piden ayuda!


Y el Señor le respondió: ―Haré que pase delante de ti mi gloria, y pronunciaré mi nombre, pues soy bondadoso y compasivo con quien quiero.


De la amorosa bondad de Dios hablaré. Lo elogiaré por todo lo que ha hecho; me regocijaré por su gran bondad para con Israel, otorgada según su misericordia y amor.


Porque hace mucho tiempo dije a Israel: ¡Yo te he amado, oh pueblo mío, con amor sin fin, con amorosa bondad te he atraído a mí!


Pero tú, Señor, eres nuestro Dios, siempre misericordioso y dispuesto a perdonarnos aun cuando nos hemos rebelado contra ti.


Se quejó de ello ante el Señor: ―Señor, esto es exactamente lo que pensé que harías, cuando todavía estaba en mi tierra y me dijiste que viniera a Nínive. Por esta razón hui a Tarsis. Yo sabía que eres un Dios compasivo, misericordioso, que te cuesta mucho enojarte y que eres lleno de bondad. Yo sabía que con facilidad dejarías la idea de destruir a este pueblo.


Esto es así gracias a la gran misericordia de nuestro Dios. Y nos envió desde el cielo el sol de un nuevo día,


Pues el mismo Señor que es Señor de todos no hace diferencia entre el judío y el que no lo es. Él bendice generosamente a quienes se lo piden.


¿No te das cuenta de que por las riquezas de su generosidad, bondad y paciencia ha estado aguardando sin castigarte para darte tiempo a que te apartes de tus pecados?


Dios, no obstante, nos demostró su amor al enviar a Cristo a morir por nosotros, aun cuando éramos pecadores.


Él también tiene derecho de llamar a personas como nosotros, judíos o gentiles, y demostrar así su gran amor y poder para salvarnos. Desde un principio tuvo compasión de nosotros y nos preparó para su gloria.


Gracias a que él derramó su sangre, tenemos el perdón de nuestros pecados. Así de abundante es su gracia.


Esto lo hizo para demostrar a las generaciones venideras la incomparable riqueza de su amor, que en su bondad derramó sobre nosotros por medio de Cristo Jesús.


Aunque soy el más pequeño de todos los que son parte del pueblo santo, Dios me concedió, por su amor, la misión de anunciar a las naciones el tesoro incalculable de Cristo.


En cambio, nosotros tenemos que dar siempre gracias a Dios por ustedes, hermanos amados del Señor, porque Dios determinó desde el principio escogerlos para ser salvos. Esto mediante la acción del Espíritu Santo que los hace santos y la fe que han depositado en la verdad.


¡Qué bondadoso fue conmigo el Señor al enseñarme a confiar en él y a estar lleno del amor de Cristo Jesús!


Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no porque lo mereciéramos sino por su amor y porque así lo planeó. Antes que el mundo comenzara, su plan era mostrarnos su bondad a través de Cristo Jesús.


¡Alabemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!, porque su misericordia es grande y nos ha hecho nacer de nuevo por medio de la resurrección de Jesucristo. Esto fue así para que tengamos una esperanza viva


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