Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





1 Pedro 1:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 y recibamos una herencia que no se puede destruir ni marchitar ni manchar. Esa es la herencia que está reservada en el cielo para ustedes,

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

4 y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Reservaba para ustedes la herencia celestial, ese tesoro que no perece ni se echa a perder y que no se deshace con el tiempo.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 para una herencia incorruptible, pura e inmarchitable, reservada en el cielo para vosotros,

Féach an chaibidil Cóip




1 Pedro 1:4
27 Tagairtí Cros  

¡Cuán grande es tu bondad para los que a la vista de la gente declaran que tú los rescatarás! Porque guardas grandes bendiciones para quienes en ti confían y te reverencian.


Él escogió la tierra prometida como nuestra herencia, que es el orgullo de Jacob, a quien amó.


Tan ciertamente como mi nuevo cielo y nueva tierra permanecerán, así serán ustedes para siempre pueblo mío, con un nombre que jamás perecerá.


Toda clase de árboles frutales crecerán en las riberas del río. Las hojas nunca se marchitarán y ni caerán, sino que siempre habrá fruto. Habrá una nueva cosecha de fruta cada mes, ¡sin falta! ¡Es que están regados por el río que fluye del templo! ¡Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de medicina!


»Entonces yo, el Rey, diré a los de mi derecha: “Vengan, benditos de mi Padre. Entren al reino que está preparado para ustedes desde la fundación del mundo,


Iba a seguir su camino cuando un hombre llegó corriendo hasta él y, de rodillas, le preguntó: ―Buen Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?


Ahora los encomiendo al cuidado de Dios y a su palabra, que es capaz de fortalecerlos y de darles la herencia con los demás que están apartados para Dios.


para que les abras los ojos y dejen las tinieblas para venir a la luz, para que dejen el poder de Satanás por el de Dios. Y así, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia junto con el santo pueblo de Dios”.


Y como somos sus hijos, somos herederos: herederos de Dios y coherederos junto con Cristo. Pero si compartimos su gloria, también hemos de participar de sus sufrimientos.


Los deportistas se someten a una estricta disciplina. Ellos lo hacen para ganar un premio que se echa a perder, mientras que nosotros nos esforzamos por obtener un premio que jamás se desvanecerá.


Si al obedecer esa ley recibiéramos la herencia, entonces ya no sería creyendo en la promesa de Dios. Sin embargo, Dios se la concedió a Abraham gratuitamente cuando Abraham confió en las promesas de Dios.


En virtud de lo que Cristo hizo, ahora somos herederos, porque en su plan soberano nos escogió desde el principio para ser suyos; y esto es el cumplimiento de ese plan que Dios quería llevar a cabo.


La presencia del Espíritu Santo en nosotros es como el sello de garantía de que Dios nos dará nuestra herencia. Además, significa que Dios ya nos ha comprado y que nos salvará hasta el final. Todo esto lo hizo para que le alabemos y le demos a él la gloria.


Pido también que ilumine sus corazones para que sepan cuál es la esperanza a la que los llamó y qué enorme es la riqueza de la herencia que él ha dado a los que son suyos.


y con gozo darán gracias al Padre, que nos ha capacitado para participar de la herencia que pertenece a los que viven en el reino de la luz.


Ustedes se comportan así motivados por la esperanza de lo que está guardado para ustedes en el cielo. De ello se enteraron por medio del mensaje verdadero del evangelio.


Recuerden que el Señor Jesucristo les dará la parte que les corresponde, pues él es el Señor a quien en realidad sirven ustedes.


Por lo demás, me espera la corona de justicia que el Señor, juez justo, me dará en aquel gran día. Y no sólo a mí, sino a todos los que con amor esperan su venida.


También tuvieron compasión de los que estaban en la cárcel, y cuando a ustedes les quitaron sus posesiones, lo aceptaron con alegría porque sabían que tenían un patrimonio mejor y más duradero.


Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto. Por medio de su muerte, los llamados recibirán la herencia eterna que se les ha prometido, y serán liberados de los pecados que han cometido.


Cuando el sol sale, seca la planta con su calor intenso. A la planta se le marchita la flor y pierde su belleza. Así se marchitará también el rico en todos sus negocios.


No le hagan mal al que les hizo mal ni insulten al que los insultó. Al contrario, bendíganlo, porque Dios los eligió a ustedes para que reciban bendición.


Así, cuando aparezca el Pastor principal, ustedes recibirán la corona de gloria que durará para siempre.


No entrará en ella nada impuro, ni los idólatras ni los mentirosos; solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí