Ven con confianza, presenta tu ruego delante del Señor, y dile: «Señor, quítanos nuestra inclinación a cometer maldades; muestra tu bondad hacia nosotros y recíbenos de nuevo, y te ofreceremos cantos de gratitud.
1 Juan 3:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Además, ustedes saben que Jesús se hizo hombre para quitar nuestros pecados y que él jamás cometió pecado. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Biblia Nueva Traducción Viviente y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado. Biblia Católica (Latinoamericana) Bien saben que Este vino para quitar nuestros pecados, y que en él no hay pecado. La Biblia Textual 3a Edicion Y sabéis que Él fue manifestado para que cargara° los° pecados,° aunque en Él no hay pecado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, pues en él no hay pecado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él. |
Ven con confianza, presenta tu ruego delante del Señor, y dile: «Señor, quítanos nuestra inclinación a cometer maldades; muestra tu bondad hacia nosotros y recíbenos de nuevo, y te ofreceremos cantos de gratitud.
María tendrá un hijo y lo llamarán Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Nosotros merecemos este castigo y sufrimos a causa de nuestros delitos; pero este no ha hecho nada malo.
El capitán romano, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: ―En verdad, este hombre era justo.
Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
Yo no lo conocía, pero vine bautizando con agua para que él se diera a conocer al pueblo de Israel».
Ya no hablaré mucho con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene poder sobre mí,
¿Quién de ustedes me puede probar que he pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creen?
Dios tomó a Cristo, que no tenía pecado, y puso sobre él nuestros pecados, para declararnos justos por medio de Cristo.
Este mensaje es verdadero y todo el mundo debe creerlo: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
No hay duda alguna de que lo que Dios ha revelado acerca de nuestra fe es muy grande: Cristo vino a la tierra como hombre, fue declarado inocente por el Espíritu, fue visto por los ángeles, fue predicado entre las naciones, creído en el mundo y recibido en la gloria.
Él se entregó a la muerte por nosotros para poder rescatarnos de todas nuestras iniquidades y convertirnos en un pueblo que fuera suyo, dedicado a hacer el bien.
Él es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de su ser y el que sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de haber realizado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de Dios en el cielo.
Nuestro sumo sacerdote entiende nuestras debilidades, porque él mismo experimentó nuestras tentaciones, si bien es cierto que nunca cometió pecado.
Era provechoso para nosotros tener un sumo sacerdote así como él: santo, sin maldad, intachable, apartado de los pecadores y elevado más alto que el cielo.
Si así hubiera sido, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde que el mundo fue creado. Pero ahora, al final de los tiempos, se ha ofrecido una sola vez y para siempre para acabar con el pecado por medio de su propio sacrificio.
así Cristo fue ofrecido una sola vez en sacrificio para quitar los pecados de muchos. Y aparecerá por segunda vez, pero no para cargar con el pecado, sino para salvar a quienes lo esperan.
Como bien saben, a ustedes los rescataron de la vida inútil que heredaron de sus antepasados. Su rescate no se pagó con cosas que se acaban, como el oro y la plata,
A Cristo, Dios lo había escogido desde antes de la creación del mundo, y él apareció en estos últimos tiempos para bien de ustedes.
Cristo mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados a la cruz, para que muramos al pecado y llevemos una vida justa. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.
Porque Cristo murió por los pecados una vez y para siempre, el justo por los injustos, para llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.
Esa vida, que estaba con el Padre, se ha dado a conocer; y nosotros, que la experimentamos, hemos testificado de ella.
Pero si, al igual que Cristo, vivimos en la luz, entre nosotros habrá compañerismo, y la sangre de Jesucristo el Hijo de Dios nos limpiará de todo pecado.
Hijitos míos, les digo esto para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: a Jesucristo el justo.
Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Si saben que Jesús es justo, deben también saber que todo el que practica la justicia es hijo de Dios.
El que practica el pecado pertenece al diablo, porque el diablo comenzó a pecar desde el principio. Pero el Hijo de Dios vino a destruir las obras del diablo.
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, que fue el primero en levantarse de entre los muertos y que tiene autoridad sobre todos los reyes de la tierra. Al que nos ama y derramó su sangre para libertarnos de nuestros pecados,