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Hebreos 7:26 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

26 Era provechoso para nosotros tener un sumo sacerdote así como él: santo, sin maldad, intachable, apartado de los pecadores y elevado más alto que el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Él es la clase de sumo sacerdote que necesitamos, porque es santo y no tiene culpa ni mancha de pecado. Él ha sido apartado de los pecadores y se le ha dado el lugar de más alto honor en el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Así había de ser nuestro sumo sacerdote: santo, sin ningún defecto ni pecado, apartado del mundo de los pecadores y elevado por encima de los cielos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Porque tal Sumo Sacerdote nos convenía: Santo, inocente, incontaminado, separado de los pecadores, y exaltado por encima de los cielos;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Tal es también el sumo sacerdote que nos era conveniente: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.

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Hebreos 7:26
39 Tagairtí Cros  

Subiste a lo alto, llevando muchos cautivos contigo. Recibiste obsequios de los hombres aun de los que una vez fueron rebeldes. Dios habitará aquí entre nosotros.


»Además, harás una lámina de oro puro y grabarás en ella: dedicado al Señor, como se hace con un sello.


Lo sepultaron como a delincuente en la tumba de un rico, pero él no había hecho mal alguno, jamás pronunció una palabra perversa.


El primer día que vuelva a trabajar y entrar al patio interior y el santuario, debe presentar una ofrenda por su situación especial, dice el Señor Dios.


»En el quinto día de la fiesta, sacrificarán nueve becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, cada uno sin defecto, acompañados por las acostumbradas ofrendas vegetales y libaciones.


Sabía muy bien que los dirigentes judíos habían arrestado a Jesús porque estaban celosos de la popularidad que había alcanzado en el pueblo.


Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.


El ángel le contestó: ―El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.


Entonces él les dijo por tercera vez: ―Pero, ¿qué delito ha cometido este hombre? No lo encuentro culpable de nada que merezca la pena de muerte. Voy a ordenar que lo azoten y después lo dejaré libre.


Nosotros merecemos este castigo y sufrimos a causa de nuestros delitos; pero este no ha hecho nada malo.


El capitán romano, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: ―En verdad, este hombre era justo.


¿Acaso no saben que el Cristo tenía que sufrir estas cosas antes de entrar en su gloria?


Les explicó: ―Está escrito que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día.


Ya no hablaré mucho con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene poder sobre mí,


El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que a él le agrada.


Ustedes no quisieron que libertaran al Santo y Justo; al contrario, demandaron la libertad de un asesino


»Eso es exactamente lo que está sucediendo en esta ciudad: el rey Herodes, el gobernador Poncio Pilato y los demás romanos, así como el pueblo de Israel, están unidos contra Jesús, tu ungido, tu santo siervo.


Dios tomó a Cristo, que no tenía pecado, y puso sobre él nuestros pecados, para declararnos justos por medio de Cristo.


Él es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de su ser y el que sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de haber realizado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de Dios en el cielo.


Mantengamos fija la mirada en Jesús, pues de él viene nuestra fe y él es quien la perfecciona. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz y no le dio importancia a la vergüenza que eso significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.


Así que, convenía que Dios, quien todo lo creó para gloria suya, permitiera los sufrimientos de Jesús para que de esa manera pudiera llevar a la gloria a muchos hijos.


Por eso era necesario que en todo fuera semejante a sus hermanos, pues sólo así podía ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, con el propósito de pagar por los pecados del pueblo.


Por lo tanto, hermanos míos, a quienes Dios ha apartado para sí y que participan en el mismo llamado de la salvación, piensen ahora en Jesús, apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe.


El pueblo de Israel recibió la ley bajo el sacerdocio levítico. Si esos sacerdotes pudieran hacernos perfectos, ¿por qué entonces envió Dios a Cristo como sacerdote de la clase de Melquisedec, en vez de enviar a otro de la clase de Aarón?


Lo más importante de lo que estamos diciendo es que tenemos un sumo sacerdote que se sentó a la derecha del trono de Dios en el cielo


Y si esto es así, ¡la sangre de Cristo es todavía mejor! Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha para purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para que sirvamos al Dios viviente.


sino con la preciosa sangre de Cristo, que fue como un cordero sin mancha y sin defecto.


«Cristo no cometió ningún pecado ni engañó jamás a nadie».


que subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios. A él, a Jesucristo, están sometidos los ángeles y todos los seres espirituales que tienen autoridad y poder.


Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.


Además, ustedes saben que Jesús se hizo hombre para quitar nuestros pecados y que él jamás cometió pecado.


»Escríbele al ángel de la iglesia en Filadelfia: Este mensaje te lo envía el Santo y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, y cierra y nadie puede abrir.


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