Si él sigue inmóvil, ¿quién puede conmoverle? Si retira su rostro, ¿quién puede percibirle? Pero aún sigue vigilando sobre naciones e individuos,
Salmos 102:2 - Biblia Martin Nieto Señor, escucha mi plegaria, llegue hasta ti mi grito; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare. Biblia Nueva Traducción Viviente No te alejes de mí en el tiempo de mi angustia. Inclínate para escuchar y no tardes en responderme cuando te llamo. Biblia Católica (Latinoamericana) No me escondas tu cara en el día de mi desgracia, vuelve tus oídos hacia mí el día que te invoco, apresúrate en responderme. La Biblia Textual 3a Edicion ¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia! ¡Inclina a mí tu oído! ¡Respóndeme pronto el día en que te invoco! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Señor, escucha mi plegaria, que a ti llegue mi clamor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No escondas de mí tu rostro: en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; en el día que te invocare, apresúrate a responderme. |
Si él sigue inmóvil, ¿quién puede conmoverle? Si retira su rostro, ¿quién puede percibirle? Pero aún sigue vigilando sobre naciones e individuos,
si escondes tu rostro, se acobardan; si retiras tu soplo, expiran y retornan al polvo;
Date prisa, Señor, respóndeme, que me falta el aliento; no me escondas tu rostro, como a los que bajan a la tumba.
no me ocultes tu rostro, no rechaces con cólera a tu siervo; tú eres mi auxilio, no me abandones, no me dejes, oh Dios, salvador mío.
A ti, Señor, me acojo; que jamás quede yo defraudado; libérame, pues tú eres justo;
me asaltan desgracias incontables, me asedian mis culpas y ya no puedo ver; son más que los pelos de mi cabeza, y el corazón me falla.
Respóndeme, Señor, pues tú eres todo bondad y amor, con tu inmensa piedad vuelve hacia mí tus ojos;
libérame, sálvame, pues tú eres justo; atiéndeme, ven corriendo a liberarme;
Entretanto, y después de mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que seguían gimiendo bajo la dura esclavitud, clamaron, y su clamor, provocado por la esclavitud, subió hasta Dios.
Dios oyó su gemido y se acordó de su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob.
Si pasas por las aguas, yo estaré contigo; si por ríos, no te ahogarás. Si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán.
Incluso antes de que llamen yo responderé, y estando aún hablando serán escuchados.
Con ansia espero en el Señor, que ha ocultado su rostro a la casa de Jacob; en él confío.
No os ha llegado ninguna prueba insuperable. Dios es fiel y no permitirá que seáis sometidos a pruebas superiores a vuestras fuerzas; ante la prueba os dará fuerza para superarla.